En esta madrugada, sin sueño alguno, con un gran insomnio, me siento bien conmigo, con lo que soy, me siento en paz. En este preciso instante estoy bien, no sé cómo me sentiré en unas horas, pero horas atrás no me sentía bien, así que a pocas horas de que amanezca me voy a la cama sin compañía, sin un beso, sin un abrazo, si una caricia, sin un “te quiero”, sin un “descansa”, sin un “buenas noches”, sin un “te amo”. Solo yo y nadie más, pero saben, esto me agrada, ya que me doy cuenta que no necesito la compañía de alguien para sentirme bien, para sentirme completo, para ser feliz.
Después de una noche de sexo, alcohol y cigarrillos ¿Qué queda? Un vago recuerdo y un gran vacío. Ya te cansas de follar y follar e irte a la cama con alguien que a la mañana siguiente no recordaras su nombre.
Luego sientes que te hace falta algo, cosas simples a las que no le damos tanta importancia como un abrazo, un beso, una caricia, un “buenos días”, un “buenas noches”, un “descansa”, un “te quiero”, un “te extraño” y unos cuantos “te amo”. Empiezas a sentir la leve necesidad de estar con alguien que llene tus vacíos emocionales y que este ahí para ti cuando te encuentres en desolación e inicia tu búsqueda por el amor y esperas encontrar a alguien que llene tus expectativas, alguien que te haga sentir ese fuerte cosquilleo en el estomago y te saque sonrisas con el simple hecho de verle, alguien que te tome de la mano y te lleve a dar un paseo, alguien con quien puedas tirarte a la cama y comer helado mientras ves una película, en fin alguien que te ame.
Entonces empiezas a comprender que la vida no es plana, que tiene sus altibajos, que todos los días van a tener momentos de felicidad, de tristeza, de amargura, de dulzura, de odio y de amor, que siempre te hará falta algo o alguien, en ocasiones nos encontraremos solos, vacíos y destrozados.
La vida es una carretera con curvas, subidas y bajadas, donde van entrelazados la lógica, los sentimientos, la razón y las emociones. La mayoría de las veces tendrás que elegir si quedarte o irte.
Recuerdo cuando solíamos encontrarnos en aquél parqué, sentarnos en los columpios, hablar durante horas, reír y tomarnos de la mano. Ahora soy yo él que va al parqué y se sienta en el columpio, sin hablar, sin reír, sin tu mano, sólo. Debí saber que te marcharías, que dirías adiós, que me dejarías, debí suponerlo, pero mi desenfrenada manera de amar no me dejaban ver eso.
Para olvidarte tuve que recorrer diferentes cuerpos, palpar muchas manos, contemplar cientos de lunares, besar varios labios, perderme en unas cuantas miradas y todo esto, para no volver a ti.
Quiero ir a la cama contigo, lo digo de la manera más inocente. Quiero acostarme junto a ti en el césped mientras observamos el cielo. Quiero que caminemos juntos mientras llueve. Quiero llenarte de suaves besos, dulces caricias y abrazos sorprendentes. Quiero observar eso ojos oscuros que tanto me gustan. Quiero que nos sentemos a mirar el alba y el ocaso. Quiero que vayamos a fotografiar el mundo. Quiero saber si me quieres porque quiero que sepas que yo te quiero.
No eran esos pequeños pedazos de papel llamados fotografías, era lo que transmitían, ese recuerdo inefable, mágico, reconfortante que podía estremecer hasta el más recóndito de sus sentimientos.
Él creía no poder vivir sin su “mitad” ya que eso le hicieron creer durante toda su vida, la convirtió en su necesidad. Después de haberse separado pudo darse cuenta que la vida continuaba con o sin ella, tomo la decisión más valiente y acertada, decidió seguir sus sueños, aquellos sueños que había dejado a un lado cuando la conoció, su sueño más importante era ser el arquitecto de su propio hogar. Retomó su vida, consiguió dos nuevos empleos y se dio cuenta que nadie era necesario, ni siquiera el gran amor de su vida a quien un día le dijo dentro de una iglesia “Hasta que la muerte nos separe”. De una manera metafórica algo murió en ellos, definitivamente era el amor que ella sentía hacia él.
Sin necesidad de ir a juicio él tomó su pluma y firmó el acta de divorcio, así concluía una etapa, era libre de nuevo.
De vuelta a casa decidió rasgar todas las fotografías en donde ella se encontraba, mientras las rasgaba un cortometraje pasaba por su mente ya que aquellas fotos le trasmitían grandes recuerdos. Ya no había nada más que romper, todo estaba roto, incluso su corazón, así que decidió quemar los pequeños trozos de papel de las 270 fotografías, ya que no podía quemar su corazón decidió congelarlo por si algún día en la estación del metro o en las escaleras del aeropuerto o en el ascensor de la oficina conocía a alguien que pudiese descongelar ese corazón y volver hacer que ardiera con gran vehemencia para amar sin cordura.
Cuando las personas me oyen diciendo “no quiero a nadie en mi vida sentimental, así estoy bien” me hace ver más fuerte, pero de algo estoy totalmente seguro, me hace sentir más solo de lo normal.
Para mi aceptar el hecho de que hace falta alguien en mi vida es complicado porque doblega mi orgullo, por otra parte soy obstinado y me mantengo firme en mi terca opinión.
A decir verdad no me da miedo enamorarme y amar con desenfreno, sin cordura, con pasión, porque para mí esa es la manera correcta de hacerlo, el problema es que quienes llegan a mi vida no están dispuestos a quedarse, tal vez tengo la patología de elegir a seres inestable emocionalmente.
Si algo he aprendido de esto es que no importa si me dejan o me lastiman, estoy hecho de buena madera y no existe gorgojo que pueda dañarme.
He llegado al punto en que acepto y reconozco que quiero a alguien estable en mi vida, pero alguien que tenga miedo de perderme, alguien que me ame de verdad, alguien que me alegre la vida, alguien que me haga sentir un fuerte cosquilleo en la panza, alguien que me estremezca de amor y dulzura las entrañas, porque para estar con un pendejo que no se interese por mí, que deje las conversaciones a la mitad, que no pregunte como estoy o como me siento, que no tenga la valentía de aceptar sus errores, porque para estar con alguien así prefiero quedarme como estoy SOLO.
“…bueno, tal vez no, definitivamente no, porque simplemente no soy tú, tampoco es mi intención intentar comparar los problemas de cada persona, ya que los niveles de dificultad son totalmente subjetivos.
Puede ser que para alguien lo peor que le ha pasado en la vida ha sido perder a su mascota, mientras que para otra ha sido ver como pierde a su familia frente a sus ojos y muy probablemente a los dos les haya dolido igual, al punto al que voy es que no intentes mirar cuan mala o buena ha sido tu vida, no tengas presente el dolor que has sentido o que probablemente sientas luego.
Cada caída y cada golpe nos permiten aprender y ser más fuertes para los problemas que nos depare la vida. Si tu profesión te hace feliz, enfócate en eso, olvídate del resto, si hay algo que te entristece, apártalo y no dejes que te afecte más.”
Me gusta sentir la brisa en mi cara y las caminatas largas
Me gusta la poesía y la literatura.
Me gustan las caricias sinceras, los “te extraño” constantes, los sentimientos puros.
Me gustan las sonrisas tiernas, las miradas románticas y las voces arrulladoras.
Me gustan las mañanas frías, las tardes nubladas y las noches lluviosas, en general los días grises.
Me gusta acompañar todo con un café, un chocolate o un té.
“yo soy amor, soy placer, soy esencia, soy pendejo, soy alcohólico, soy tenaz... Yo soy, simplemente soy.”
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