Entonces empiezas a comprender que la vida no es plana, que tiene sus altibajos, que todos los días van a tener momentos de felicidad, de tristeza, de amargura, de dulzura, de odio y de amor, que siempre te hará falta algo o alguien, en ocasiones nos encontraremos solos, vacíos y destrozados.
La vida es una carretera con curvas, subidas y bajadas, donde van entrelazados la lógica, los sentimientos, la razón y las emociones. La mayoría de las veces tendrás que elegir si quedarte o irte.
Ha llovido todo el día, he sentido como se le ha roto el corazón el cielo, también he sentido como se desquebraja mi alma. Hoy sentí como el frio y la lluvia de Bogotá me afectaban de una manera inusual, hace mucho tiempo no sentía esa extraña manera en la que me pierdo y no logro reconocerme.
Hoy sentí como esta helada ciudad me tritura lentamente, con mis botas mojadas, mis ojos llenos de lágrimas, mis manos casi congeladas y mi alma destrozada, sentía que cada gota que caía era ese sentimiento de culpa, soledad, frustración, impotencia, decepción y amargura.
Sin aliento, ni ganas de seguir caminando tome un taxi. Ya dentro del auto conecte mis audífonos a mi móvil, no había mucho que escoger en la lista de reproducción, con el clima y esa laguna de sentimientos agobiantes solo quería oír todas las canciones de Carla Morrison y Leonel García.
Mientras veía las gotas resbalar por la ventaba del auto solo pensaba en todo lo que logra hacernos sentir la lluvia, bajo ella nadie nota que estas llorando, nadie logra escucharte, en que no importa a donde vayamos ella siempre estará ahí para hacernos sentir algo, que no importa donde estemos siempre la vamos a oír.
También pensaba en lo afortunadas que son esas parejas que se abrazan para mantenerse cálidos, y así evitar el frio que desquebraje sus emociones.
Cientos de pensamientos más pasaron por mi cabeza en los 40 minutos que tarde en llegar a casa, solo me baje del auto, tome una ducha de agua tibia para poner el cuerpo cálido, ojala también las duchas de agua tibia hicieran sentir el alma cálida. Después de eso, me metí a la cama sintiéndome agotado, sin ganas de nada, pero con ganas de alguien.
Ya han pasado un par de horas y aun me siento frio, no es agradable, creo que hay cierta cantidad de lágrimas por momentos así y ya me acabe las de hoy. Mientras trataba de abrigarme me sentía “sin rumbo fijo” (una frase que nunca creí usar).
Estoy por ahí caminando por algún lado de Bogotá, esperando encontrar la tranquilidad en un puente, la paz en una esquina, la fuerza en algún vagón de cualquier estación, la pasión al lado de un semáforo, y quizá solo quizá el amor en la puerta de mi casa.
En conclusión creo que esta soledad me esta carcomiendo y siento que ya no tengo la capacidad de autor-reparación que solía tener.
¡ESTOY CANSADO¡
Recuerdo cuando solíamos encontrarnos en aquél parqué, sentarnos en los columpios, hablar durante horas, reír y tomarnos de la mano. Ahora soy yo él que va al parqué y se sienta en el columpio, sin hablar, sin reír, sin tu mano, sólo. Debí saber que te marcharías, que dirías adiós, que me dejarías, debí suponerlo, pero mi desenfrenada manera de amar no me dejaban ver eso.
Jueves, 23 de marzo / 02:45 A.M.
Yo deseaba quererte, pero tú y tu maldito “miedo” no me dejaron, y después descubrí que tu “miedo” tenía varios nombres, cada vez que intentaba acercarme a ti, tú construías una gran muralla, yo que estaba dispuesto a todo por ti, hasta el punto en el que ya no sabía cómo acercarme y mucho menos sabía cómo quedarme, así que decidí alejarme y te dije “adiós” porque el “adiós” es para siempre, para irse lejos, para no volver, para olvidar.
Sé que algún día nos volveremos a encontrar y ahí en ese preciso ínstante espero que te des cuenta de lo mucho que me importabas, de lo mucho que quería quedarme contigo, de lo mucho que trate de mantenernos unidos, pero da la casualidad que eso que yo tanto anhelaba contigo se construye de a dos y tú cariño, tú no estabas ayudando, solo no podía, ya me estaba cansando, me sentía agota de solo dar, dar y dar y no recibir ni un poco. Ahí te darás cuenta que yo, yo soy de esas casi extintas personas que saben amar bonito.
Nos volveremos a encontrar, de eso estoy muy seguro… y tú, tú maldito hijo de puta me vas a extrañar.
Para olvidarte tuve que recorrer diferentes cuerpos, palpar muchas manos, contemplar cientos de lunares, besar varios labios, perderme en unas cuantas miradas y todo esto, para no volver a ti.
No soy alguien que se considera lógico o racional, siempre opto por las decisiones emocionales, dejarme llevar por los sentimientos es lo mío.
Hace aproximadamente dos semanas tome la decisión de volver a mi ciudad de origen y dejar Bogotá, en ese instante supe lo que es ser adulto y tomar decisiones racionales, es duro dejar el lugar donde me siento tan a gusto, tan feliz, tan tranquilo, en el lugar donde puedo ser yo mismo, donde no debo esconderme de nada ni de nadie, en ese lugar que personalmente considero mágico en donde soy totalmente libre.
Empaque un año y medio de mi vida en dos maletas, tres cajas y un morral. Ha sido la decisión más difícil y dura que he tenido que tomar, aun no logro entender por qué siento tanta paz en esta ciudad tan caótica.
El solo pensar en dejar a mis amigos, me destroza y deja un gran vacío en mí, esos seres que transformaron mis días monótonos y aburridos en días increíbles, llenos de amor, diversión, aventura, peligro, adrenalina, risas, abrazos, juegos, fiestas, pijamadas y cenas. Esos hermosos seres que me aceptaron sin reprocharme nada, que también me ayudaron aceptarme más, ellos son la familia que yo escogí, la familia que siempre se encarga de decirme que soy el ser más auténtico que han conocido.
Mis amigos me han dicho “todo estará bien”, “tranquilo”, “devolverte es la opción más viable”, le he vuelto a explicar que dejar este lugar es como abandonar el amor de mi vida voluntariamente, siento que me están arrancando algo que amo demasiado, algo a lo que aún me aferro.
No cambiaría ni un segundo de mi tiempo en Bogotá, a ninguna de las personas que conocí. A veces la vida se encarga de quitarme lo que más amo para que me dé cuenta del valor.
Mientras escribo estas líneas mis lágrimas ruedan por mis mejillas, reproduzco en repetidas ocasiones “Triste y vacía” de Héctor Lavoe y “Me puede” de Carla Morrison. Creo rotundamente en el poder sanador de las lágrimas, me ayudan a desahogarme, a desaguar, a dejar ir lo que duele.
Ahora lo que viene es aceptar, aceptar que debo volver al “infierno”, al lugar donde jure jamás volver a vivir, ese sitio donde me siento asfixiado y aprisionado, en donde a si piense en las “cosas buenas” que tiene para ofrecerme, no logro encontrarme allí, ese lugar me hace sentir perdido y ahogado.
“…bueno, tal vez no, definitivamente no, porque simplemente no soy tú, tampoco es mi intención intentar comparar los problemas de cada persona, ya que los niveles de dificultad son totalmente subjetivos.
Puede ser que para alguien lo peor que le ha pasado en la vida ha sido perder a su mascota, mientras que para otra ha sido ver como pierde a su familia frente a sus ojos y muy probablemente a los dos les haya dolido igual, al punto al que voy es que no intentes mirar cuan mala o buena ha sido tu vida, no tengas presente el dolor que has sentido o que probablemente sientas luego.
Cada caída y cada golpe nos permiten aprender y ser más fuertes para los problemas que nos depare la vida. Si tu profesión te hace feliz, enfócate en eso, olvídate del resto, si hay algo que te entristece, apártalo y no dejes que te afecte más.”
Después de romperle el corazón a alguien por primera vez, después del primer homicidio, del primer robo, del primer golpe, del primer trago, del primer cigarrillo, del primer porro o la primera pepa. Después de la primera vez todo te da igual, la segunda vez ya has perdido la sensibilidad, tus emociones y sentimientos empiezan a pudrirse, si no estás hecho de buena madera probablemente después de la primera vez ya no sientas nada.
Ya no éramos un par de extraños, ya que sobre la chimenea habían muchas fotografías nuestras, pronto nos fuimos convirtiendo en una familia. Nos tomó tiempo volvernos a encontrar, pero vaya, valió la pena, la espera, los riesgos, el tiempo y todo aquello que nos separó. Juntos fuimos construyendo algo importante, nuestro hogar.
“Querido amigo tal vez no te agrada esto, espero comprendas que tenerte cerca es maravilloso, por tanto procederé a juntar tus labios con los míos, ya que no logro resistir las ganas de ti, de tu sabor, de tú dulzura, de tú sentimentalismo, de tu razón, de tu lógica. A fin de cuentas las posibilidades de que volvamos encontrarnos son pocas, si la vida nos tiene destinados algún día seremos y estaremos” - Luego de haberle susurrado esas palabras al oído, le beso como se besan pocas veces en la vida, con el alma y el corazón, después del beso se levantó del césped y fue alejándose poco poco. Esa fue su despedida.
“yo soy amor, soy placer, soy esencia, soy pendejo, soy alcohólico, soy tenaz... Yo soy, simplemente soy.”
33 posts