Cuando las personas me oyen diciendo “no quiero a nadie en mi vida sentimental, así estoy bien” me hace ver más fuerte, pero de algo estoy totalmente seguro, me hace sentir más solo de lo normal.
Para mi aceptar el hecho de que hace falta alguien en mi vida es complicado porque doblega mi orgullo, por otra parte soy obstinado y me mantengo firme en mi terca opinión.
A decir verdad no me da miedo enamorarme y amar con desenfreno, sin cordura, con pasión, porque para mí esa es la manera correcta de hacerlo, el problema es que quienes llegan a mi vida no están dispuestos a quedarse, tal vez tengo la patología de elegir a seres inestable emocionalmente.
Si algo he aprendido de esto es que no importa si me dejan o me lastiman, estoy hecho de buena madera y no existe gorgojo que pueda dañarme.
He llegado al punto en que acepto y reconozco que quiero a alguien estable en mi vida, pero alguien que tenga miedo de perderme, alguien que me ame de verdad, alguien que me alegre la vida, alguien que me haga sentir un fuerte cosquilleo en la panza, alguien que me estremezca de amor y dulzura las entrañas, porque para estar con un pendejo que no se interese por mí, que deje las conversaciones a la mitad, que no pregunte como estoy o como me siento, que no tenga la valentía de aceptar sus errores, porque para estar con alguien así prefiero quedarme como estoy SOLO.
Era viernes, tenía una cita con alguien a quien estaba empezando a querer. Fue algo sencillo, nos encontramos en un centro comercial, caminamos durante mucho tiempo, ya un poco cansados decidimos sentarnos en un banco de cemento en un acogedor lugar con una gran fuente, muchas plantas y frente a nosotros había una iglesia.
El lugar es muy pacifico, poco transitado, ahí sentados hablamos de todo un poco, él me contaba de su niñez, de su adolescencia, de su familia, de sus amigos, de su estudio, de sus planes, metas y sueños, también me hablaba de cosas muy específicas e íntimas, e agradaba ya que sentía que estaba depositando su confianza en mí. También le hable de mí y de todo lo que me rodeaba, de todo lo que me había pasado y de todo lo que quería.
Se acercó, me beso… seguimos hablando y besándonos, puso su cabeza en mis piernas para que lo acariciara, así que tome su cabello y lo entrelace con mis dedos, le agradaba aunque le daba cosquillas, con la otra mano tocaba su mejillas suavemente, estábamos muy cómodo; mi teléfono empezó a sonar, no conteste pero me di cuenta que ya habían pasado un poco más de cinco horas desde que salí de casa y antes de salir deje una nota en el refrigerador que decía “vuelvo pronto fui hacerle un favor a la abuela” ¡que estúpido!
El tiempo paso y no me fije en la hora solo cuando el sol se había ido, en ese lapso de tiempo me concentre por completo en él, me hizo olvidar de mi reloj y mi teléfono.
Le dije que tenía que volver a casa, así que de camino lo deje en la estación del metro, nos despedimos y yo seguí, mientras caminaba me sentía tonto, risueño, feliz, eufórico, también sentía un cosquilleo en la panza y sentía que flotaba, algo un tanto ridículo y muy cursi, pero se sentía bien.
Al llegar a casa tenía un mensaje en mi teléfono que decía:
“me hiciste perder la noción del tiempo, me gusta estar contigo, que me cuentes de tu vida, siempre tienes algo por decir, y tus ojitos se ven hermosos cuando hablas de algo o alguien que quieres.
Pd: quería llevarte a cenar, pero eres muy exigente”
Le respondí el mensaje y me quede pensando en lo lindo que había sido el día mientras poco a poco me dormía.
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Ha llovido todo el día, he sentido como se le ha roto el corazón el cielo, también he sentido como se desquebraja mi alma. Hoy sentí como el frio y la lluvia de Bogotá me afectaban de una manera inusual, hace mucho tiempo no sentía esa extraña manera en la que me pierdo y no logro reconocerme.
Hoy sentí como esta helada ciudad me tritura lentamente, con mis botas mojadas, mis ojos llenos de lágrimas, mis manos casi congeladas y mi alma destrozada, sentía que cada gota que caía era ese sentimiento de culpa, soledad, frustración, impotencia, decepción y amargura.
Sin aliento, ni ganas de seguir caminando tome un taxi. Ya dentro del auto conecte mis audífonos a mi móvil, no había mucho que escoger en la lista de reproducción, con el clima y esa laguna de sentimientos agobiantes solo quería oír todas las canciones de Carla Morrison y Leonel García.
Mientras veía las gotas resbalar por la ventaba del auto solo pensaba en todo lo que logra hacernos sentir la lluvia, bajo ella nadie nota que estas llorando, nadie logra escucharte, en que no importa a donde vayamos ella siempre estará ahí para hacernos sentir algo, que no importa donde estemos siempre la vamos a oír.
También pensaba en lo afortunadas que son esas parejas que se abrazan para mantenerse cálidos, y así evitar el frio que desquebraje sus emociones.
Cientos de pensamientos más pasaron por mi cabeza en los 40 minutos que tarde en llegar a casa, solo me baje del auto, tome una ducha de agua tibia para poner el cuerpo cálido, ojala también las duchas de agua tibia hicieran sentir el alma cálida. Después de eso, me metí a la cama sintiéndome agotado, sin ganas de nada, pero con ganas de alguien.
Ya han pasado un par de horas y aun me siento frio, no es agradable, creo que hay cierta cantidad de lágrimas por momentos así y ya me acabe las de hoy. Mientras trataba de abrigarme me sentía “sin rumbo fijo” (una frase que nunca creí usar).
Estoy por ahí caminando por algún lado de Bogotá, esperando encontrar la tranquilidad en un puente, la paz en una esquina, la fuerza en algún vagón de cualquier estación, la pasión al lado de un semáforo, y quizá solo quizá el amor en la puerta de mi casa.
En conclusión creo que esta soledad me esta carcomiendo y siento que ya no tengo la capacidad de autor-reparación que solía tener.
¡ESTOY CANSADO¡
Si quieres estar conmigo debes comprender que no seré tuyo, jamás seré de nadie, simplemente me compartiré contigo. También debes comprender que te daré felicidad, más no seré tu felicidad. Debes saber que me gusta Mario Benedetti y Frida Kahlo, si de escritores hablamos. Si hablamos de gustos musicales podría decirse que Shakira es mi favorita pero también esta Adele, Lana del Rey, Amy Winehouse, Rihanna, Santiago Cruz, The Beatles, Lorde, entre otros. Me apasiona la moda y las tendencias. Adoro las ciudades de clima frio, mi ciudad preferida es Bogotá, si hablamos de las ciudades de Colombia; amo Nueva York. Si hablamos de colores soy muy clásico, negro, blanco y gris siempre van a ser mis preferidos. Me gusta el cine, adoro la comedia romántica. Mis series favorita son “sex and the city”. Mis cocteles preferidos son los mojitos y el Cosmopolitan, ya que vamos por este tema adoro el aguardiente, el tequila y el vodka, mi cerveza preferida siempre será la Club Colombia Roja. Amo bailar. Me gusta que me consientan, abrazos, besos, caricias, palabras bonitas. Soy sensible, aunque no lo demuestro, lloro por todo, me ilusiono rápido y me entrego como si no existiera el mañana. A veces fumo me gustan los cigarrillos o tal vez algo de hierba. Soy sincero, apasionado, fiel, caprichoso, mal humorado, celoso, hiriente, tierno y cruel. También debes saber que siempre, siempre mis amigos estarán primero y los amo, ya que cuando el amor se acabe me quedaran ellos de consuelo y apoyo, claro que son dos clases de amor diferente. Siempre he pensado que las personas amamos y no queremos, para mí el querer es un deseo y el amor un sentimiento (valga la redundancia) hay diferentes tipos de amor. Solo me he enamorado una vez, nunca he amado, pero que ganas tengo de hacerlo. Me gusta dormir mucho. Soy adicto al celular. Si hablamos de comida es extenso el tema ya que estudio gastronomía y eso con el paso del tiempo lo entenderás.
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No eran esos pequeños pedazos de papel llamados fotografías, era lo que transmitían, ese recuerdo inefable, mágico, reconfortante que podía estremecer hasta el más recóndito de sus sentimientos.
Él creía no poder vivir sin su “mitad” ya que eso le hicieron creer durante toda su vida, la convirtió en su necesidad. Después de haberse separado pudo darse cuenta que la vida continuaba con o sin ella, tomo la decisión más valiente y acertada, decidió seguir sus sueños, aquellos sueños que había dejado a un lado cuando la conoció, su sueño más importante era ser el arquitecto de su propio hogar. Retomó su vida, consiguió dos nuevos empleos y se dio cuenta que nadie era necesario, ni siquiera el gran amor de su vida a quien un día le dijo dentro de una iglesia “Hasta que la muerte nos separe”. De una manera metafórica algo murió en ellos, definitivamente era el amor que ella sentía hacia él.
Sin necesidad de ir a juicio él tomó su pluma y firmó el acta de divorcio, así concluía una etapa, era libre de nuevo.
De vuelta a casa decidió rasgar todas las fotografías en donde ella se encontraba, mientras las rasgaba un cortometraje pasaba por su mente ya que aquellas fotos le trasmitían grandes recuerdos. Ya no había nada más que romper, todo estaba roto, incluso su corazón, así que decidió quemar los pequeños trozos de papel de las 270 fotografías, ya que no podía quemar su corazón decidió congelarlo por si algún día en la estación del metro o en las escaleras del aeropuerto o en el ascensor de la oficina conocía a alguien que pudiese descongelar ese corazón y volver hacer que ardiera con gran vehemencia para amar sin cordura.
Recuerdo cuando solíamos encontrarnos en aquél parqué, sentarnos en los columpios, hablar durante horas, reír y tomarnos de la mano. Ahora soy yo él que va al parqué y se sienta en el columpio, sin hablar, sin reír, sin tu mano, sólo. Debí saber que te marcharías, que dirías adiós, que me dejarías, debí suponerlo, pero mi desenfrenada manera de amar no me dejaban ver eso.
Afortunadamente no te bese, afortunadamente sólo fue un apretón de manos, afortunadamente solo fue una conversación agradable, afortunadamente no me involucre más, porque para estar con un pendejo que es inestable emocionalmente es preferible seguir con esta soledad ensordecedora.
En esta madrugada, sin sueño alguno, con un gran insomnio, me siento bien conmigo, con lo que soy, me siento en paz. En este preciso instante estoy bien, no sé cómo me sentiré en unas horas, pero horas atrás no me sentía bien, así que a pocas horas de que amanezca me voy a la cama sin compañía, sin un beso, sin un abrazo, si una caricia, sin un “te quiero”, sin un “descansa”, sin un “buenas noches”, sin un “te amo”. Solo yo y nadie más, pero saben, esto me agrada, ya que me doy cuenta que no necesito la compañía de alguien para sentirme bien, para sentirme completo, para ser feliz.
Sr. mío Don Diego: Escribo esto desde el cuarto de un hospital y en la antesala del quirófano. Intentan apresurame pero yo estoy resuelta a terminar ésta carta, no quiero dejar nada a medias y menos ahora que sé lo que planean, quieren herirme el orgullo cortándome una pata... Cuando me dijeron que habrían de amputarme la pierna no me afectó como todos creían, NO, yo ya era una mujer incompleta cuando le perdí, otra vez, por enésima vez quizás y aún así sobreviví. No me aterra el dolor y lo sabes, es casi una condición inmanente a mi ser, aunque sí te confieso que sufrí, y sufrí mucho, la vez, todas las veces que me pusiste el cuerno...nó sólo con mi hermana sino con otras tantas mujeres...¿Cómo cayeron en tus enredos? Tú piensas que me encabroné por lo de Cristina pero hoy he de confesarte que no fue por ella, fue por ti y por mi, primero por mi porque nunca he podido entender ¿qué buscabas, qué buscas, qué te dan y qué te dieron ellas que yo no te di? Por que no nos hagamos pendejos Diego, yo todo lo humanamente posible te lo di y lo sabemos, ahora bien, cómo carajos le haces para conquistar a tanta mujer si estás tan feo hijo de la chingada... Bueno el motivo de esta carta no es para reprocharte más de lo que ya nos hemos reprochado en esta y quién sabe cuántas pinches vidas más, es sólo que van a cortarme una pierna (al fin se salió con la suya la condenada)... Te dije que yo ya me hacía incompleta de tiempo atrás, pero ¿qué puta necesidad de que la gente lo supiera? Y ahora ya ves, mi fragmentación estará a la vista de todos, de ti... Por eso antes que te vayan con el chisme te lo digo yo "personalmente", disculpa que no me pare en tu casa para decírtelo de frente pero en éstas instancias y condiciones ya no me han dejado salir de la habitación ni para ir al baño. No pretendo causarte lástima, a ti ni a nadie, tampoco quiero que te sientas culpable de nada, te escribo para decirte que te libero de mí, vamos, de "amputo" te mi, sé feliz y no me busques jamás. No quiero volver a saber de ti ni que tú sepas de mí, si de algo quiero tener el gusto antes de morir es de no volver a ver tu horrible y bastarda cara de malnacido rondando por mi jardín. Es todo, ya puedo ir tranquila a que me mochen en paz. Se despide quien le ama con vehemente locura, Su Frida.
Después de romperle el corazón a alguien por primera vez, después del primer homicidio, del primer robo, del primer golpe, del primer trago, del primer cigarrillo, del primer porro o la primera pepa. Después de la primera vez todo te da igual, la segunda vez ya has perdido la sensibilidad, tus emociones y sentimientos empiezan a pudrirse, si no estás hecho de buena madera probablemente después de la primera vez ya no sientas nada.
“yo soy amor, soy placer, soy esencia, soy pendejo, soy alcohólico, soy tenaz... Yo soy, simplemente soy.”
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