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Su mirada es de aquellas que religan todos los mundos en un instante. Quizá sea el que más hondamente penetró la naturaleza íntima y mística del universo, así como su unidad secreta. Tiene el sentido y el muy dulce tormento de la unidad. "No ve nada por separado", y es ante todo el salomón maravillado de las relaciones misteriosas que existen entre todas las cosas. Sin cesar anda a tientas en los límites de este mundo, allí donde el sol brilla muy rara vez y, por todos lados, sospecha y acaricia extrañas coincidencias e inéditas analogías, oscuras, estremecedoras, fugitivas y salvajes, que se desvanecen antes de que uno las comprenda. Pero entrevió determinadas cosas que nunca se habría sospechado que existían si él no hubiese ido tan lejos. Él es el reloj que marca las horas más sutiles del alma humana. Es evidente que se equivoca más de una vez pero, pese a los vientos de la locura y del error que se arremolinan a su alrededor, logró mantenerse más tiempo que ningún otro en las crestas peligrosas donde todo está a punto de confundirse.
Maurice Maeterlinck sobre Novalis
La torre de marfil tentó mi anhelo; quise encerrarme dentro de mí mismo, y tuve hambre de espacio y sed de cielo desde las sombras de mi propio abismo.
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Mi intelecto libré de pensar bajo, bañó el agua castalia el alma mía, peregrinó mi corazón y trajo de la sagrada selva la armonía.
Rubén Darío
Pasó una piedra que lanzó una honda; pasó una flecha que aguzó un violento. La piedra de la honda fue a la onda, y la flecha del odio fuese al viento. La virtud está en ser tranquilo y fuerte; con el fuego interior todo se abrasa; se triunfa del rencor y de la muerte, y hacia Belén… ¡la caravana pasa!
Rubén Darío
Personalmente, no puedo vivir sin mi arte. Pero nunca lo he situado por encima de todo. Al contrario, si lo necesito es porque no se separa de nadie y porque me permite vivir, tal como soy, en el plano de todos. El arte no es a mis ojos un placer solitario. Es un medio para conmover al mayor número posible de personas, al ofrecerles una imagen privilegiada de los sufrimientos y alegrías comunes. Obliga, pues, al artista a no aislarse y lo somete a la verdad más humilde y más universal. Y quien a menudo ha escogido su destino de artista por sentirse diferente, no tarda en darse cuenta de que no nutrirá su arte y su diferencia, sino reconociendo su semejanza con todos. El artista se forma en esta perpetua ida y vuelta de sí a los demás, a medio camino entre la belleza, de la que no puede prescindir, y la comunidad, de la que no puede extirparse. Por esto es por lo que los verdaderos artistas no desprecian nada; se obligan a comprender en vez de a juzgar. Y si tienen que tomar partido en este mundo, no puede ser otro que el de una sociedad en la que, según la gran frase de Nietzsche, no reine ya el juez, sino el creador, sea trabajador o intelectual.
Discurso del 10 de diciembre de 1957. Albert Camus
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Con este sueño infantil fui iniciado en los secretos de la tierra. Tuvo lugar entonces, por así decirlo, una sepultura en la tierra y transcurrieron años hasta que reaparecí. Hoy sé que sucedió para introducir en la oscuridad la mayor cantidad posible de luz. Fue un tipo de iniciación en el imperio de las tinieblas. Entonces mi vida espiritual dio comienzo inconscientemente.
Recuerdos, sueños y pensamientos. Carl Jung
¿Qué hablaba entonces en mí? ¿Quién pronunciaba frases de profunda problemática? ¿Quién asociaba lo superior y lo inferior y asentaba de este modo el fundamento de todo cuanto sembró toda la segunda mitad de mi vida de tempestades del más apasionado carácter?
Recuerdos, sueños y pensamientos. Carl Jung
Los encuentros con la otra realidad, el choque con el inconsciente han marcado mi memoria de modo indeleble. En este aspecto hubo siempre plenitud y riqueza, y todo lo demás quedó eclipsado.
Recuerdos, sueños y pensamientos. Carl Jung
Llegué muy pronto a la convicción de que si no se da una respuesta y solución desde lo interno a las relaciones de la vida, su significado es muy pobre. Las circunstancias externas no pueden sustituir a las internas. Por eso mi vida es pobre en acontecimientos externos. De ellos no puedo decir gran cosa, porque lo que dijera me parecería vacío o trivial. Sólo puedo comprenderme a partir de los sucesos internos. Constituyen lo peculiar de mi vida, y de ellos trata mi «autobiografía».
Recuerdos, sueños y pensamientos. Carl Jung
La vida se me ha aparecido siempre como una planta que vive de su rizoma. Su vida propia no es perceptible, se esconde en el rizoma. Lo que es visible sobre la tierra dura sólo un verano. Luego se marchita. Es un fenómeno efímero. Si se medita el infinito devenir y perecer de la vida y de las culturas se recibe la impresión de la nada absoluta; pero yo no he perdido nunca el sentimiento de algo que vive y permanece bajo el eterno cambio. Lo que se ve es la flor, y ésta perece. El rizoma permanece.
Recuerdos, sueños y pensamientos. Carl Jung
M I VIDA ES LA HISTORIA DE LA AUTORREALIZACIÓN DE LO INCONSCIENTE. Todo cuanto está en el inconsciente quiere llegar a ser acontecimiento, y la personalidad también quiere desplegarse a partir de sus condiciones inconscientes y sentirse como un todo. Para exponer este proceso de evolución no puedo utilizar el lenguaje científico; pues yo no puedo experimentarme como problema científico. Lo que se es según la intuición interna y lo que el hombre parece ser sub specie aeternitatis se puede expresar sólo mediante un mito. El mito es más individual y expresa la vida con mayor exactitud que la ciencia.
Recuerdos, sueños y pensamientos. Carl Jung
Recuerdo cómo nos acostamos una mañana transparente de estío,
Cómo apoyaste la cabeza sobre mis caderas y la volviste a mí dulcemente,
Y abriste mi camisa sobre el pecho y hundiste tu lengua hasta tocar mi corazón desnudo,
Y te estiraste hasta tocarme la barba, y luego hasta tocarme los pies.
Velozmente se irguieron y me rodearon el conocimiento y la paz que trascienden todas las discusiones de la tierra,
Y desde entonces sé que la mano de Dios ha sido prometida a la mía, Y sé que el espíritu de Dios es hermano del mío.
Hojas de hierba. Walt Whitman
Semejante al nocturno peregrino mi esperanza inmortal no mira el suelo, no viendo más que sombra en el camino sólo contempla el esplendor del cielo.
Salvador Díaz Mirón
Inútil es que con tenaz murmullo exageres el lance en que me enredo: yo soy altivo, y el que alienta orgullo lleva un broquel impenetrable al miedo.
Fiado en el instinto que me empuja desprecio los peligros que señalas: "el ave canta aunque la rama cruja como que sabe lo que son sus alas".
Erguido bajo el golpe en la porfía me siento superior a la victoria. Tengo fe en mí: la adversidad podría quitarme el triunfo pero no la gloria.
¡Deja que me persigan los abyectos! ¡Quiero atraer la envidia aunque me abrume La flor en que se posan los insectos es rica de matiz y de perfume.
El mal es el teatro en cuyo foro la virtud, esa trágica, descuella: es la sibila de palabra de oro, la sombra que hace resaltar la estrella.
Alumbrar es arder. Estro encendido será el fuego voraz que me consuma. La perla brota del molusco herido y Venus nace de la amarga espuma.
Salvador Díaz Mirón
Lo cierto es que cuando pasan los años y meditamos, las cosas se nos presentan amparadas en imágenes más o menos vivas; pero lo que es más nuestro, la esencia de lo que fuimos; ¿qué era yo que ni yo mismo recuerdo? ¿A dónde se fue quien vivió aquellos días de mi destierro durangueño? Revivo el goce de la luz de las mañanas y la miel de unos higos negros y gruesos que vendían en las huertas; pero el hálito de mi ser de entonces, ¿cómo podría rehacerlo, si el contenido de mi alma de hoy es tan distinto? Ni quiero volver a ser lo que fui, ni amaré mañana este yo de hoy que tanto necesita mejorar a fin de que yo mismo lo encuentre amable.
Ulises criollo. José Vasconcelos.
Amar, amar, amar, amar siempre, con todo el ser y con la tierra y con el cielo, con lo claro del sol y lo oscuro del lodo: Amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.
Y cuando la montaña de la vida nos sea dura y larga y alta y llena de abismos, amar la inmensidad que es de amor encendida ¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!
Rubén Darío
El aire y el viento. El libro de los abrazos. Eduardo Galeano.
«El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas.>>
Demian. Herman Hesse
Vida, luz y verdad, tal triple llama produce la interior llama infinita. El Arte puro como Cristo exclama: Ego sum lux et veritas et vita!
Y la vida es misterio, la luz ciega y la verdad inaccesible asombra; la adusta perfección jamás se entrega, y el secreto ideal duerme en la sombra.
Rubén Darío
Los hombres se dividen en tribus y clanes; se enorgullecen de pertenecer a tal pueblo o tal región.
Yo me encuentro extraño en un solo país; forastero en una sola nación.
Mi Patria es la Tierra entera; la familia humana es mi familia.
Todos sus clanes son mis clanes; porque encontré que el hombre era débil, dividido sobre sí mismo, desde su niñez.
Kahlil Gibran
La luz, cansada, sus pupilas cierra;
se escuchan melancólicos rumores,
y la noche, al bajar, dice a la tierra:
-Vamos, ya está... Ya dúérmete, no llores.
Recordar... Perdonar... Haber amado...
Ser dichoso un instante, haber creído...
Y luego... reclinarse fatigado en el hombro de nieve del olvido.
Manuel Gutiérrez Najera
Me rodean tramposos y preguntones, La gente que encuentro, el efecto que mi infancia ha dejado en mí, o el barrio o el país, Los últimos aniversarios, descubrimientos, inventos, sociedades, autores antiguos y modernos, Mi cena, ropa, compañeros, aspectos, cumplidos deberes.
La verdadera o imaginada indiferencia de alguien que quiero, La enfermedad de uno de mis parientes, o de mí mismo, la falsía o la falta o pérdida de dinero, o el abatimiento, o la exaltación, Las batallas, el horror de la guerra fratricida, la fiebre de noticias inciertas, los acontecimientos azarosos; Estas cosas me llegan día y noche, y después me dejan, Pero no son mi YO.
Lejos de la contienda y de sus clamores, perdura lo que soy, Interesado, complaciente, piadoso, ocioso, unitario, Me inclino, me yergo o apoyo los brazos sobre una base impalpable y segura, O miro con la cabeza inclinada a un lado, curioso de lo que va a ocurrir, Espectador y jugador a la vez, mirando y asombrándome. Miro hacia atrás y veo los días en que me ahogaba en la neblina entre los combatientes y los retóricos, En mí no hay burlas ni razones, miro y espero.
Hojas de hierba. Walt Whitman
Nathanaël, tira mi libro; no te sientas satisfecho con él. No pienses que tu verdad puede encontrarla otro; avergüenzate de eso más que de cualquier otra cosa. Si yo buscara tus alimentos, no tendrías hambre para comerlos; si yo te preparara tu lecho, no tendrías sueño para dormir en él. Tira mi libro; repítete a ti mismo que lo que en él se dice es sólo una de las mil posturas posibles ante la vida. Busca la tuya. Lo que otro hubiera hecho tan bien como tú, no lo hagas. Lo que otro hubiera dicho tan bien como tú, no lo digas; o lo que hubiera escrito tan bien como tú, no lo escribas. No te apegues sino a lo que tú sientas que no existe en ningún otro lugar más que en ti mismo, y crea de ti, con paciencia o con impaciencia, ¡ah!, el más insustituible de los seres.
Los alimentos terrenales. André Gide
Escribo para que, más tarde, un adolescente igual al que yo era a los dieciséis años, pero más libre, más formado, encuentre aquí la respuesta a su palpitante interrogación. Pero ¿cuál será su pregunta?
No tengo mucho contacto con la época y los juegos de mis contemporáneos nunca me han divertido demasiado. Miro más allá del presente. Hago caso omiso de él. Presiento que llegará un tiempo en el que apenas se comprenderá lo que hoy nos parece vital.
Sueño con nuevas armonías. Un arte de las palabras más sutil y más verdadero; sin retórica y que no trate de probar nada.
¡Ah!, ¿quién liberará mi espíritu de las pesadas cadenas de la lógica? Mi emoción más sincera se falsea en el mismo momento en que la expreso.
La vida puede ser más hermosa de lo que los hombres se lo permiten. La prudencia no está en la razón, sino en el amor. ¡Ah!, yo he vivido hasta hoy demasiado prudentemente. No hay que tener leyes para poder escuchar la nueva ley. ¡Ah, liberación! ¡Ah, libertad! Iré hasta donde mi deseo pueda llegar. Tú, a quien amo, ven conmigo; te llevaré hasta allí; ojalá tú puedas ir más lejos aún.
Los alimentos terrenales. André Gide
¿Acaso no has comprendido que toda felicidad es ocasional y se te presenta a cada instante como un mendigo en tu camino?
Desgraciado de ti si dices que tu felicidad ha muerto porque la habías soñado diferente y porque sólo la aceptas conforme a tus principios y a tus deseos.
El sueño de mañana es un placer, pero el placer de mañana es otro y felizmente nada se parece al sueño que nos habíamos forjado; porque cada cosa tiene un valor diferente.
Los alimentos terrenales. André Gide
A veces el sentimiento de una plenitud de vida, posible pero no conseguida, aún se dejaba entrever. Luego reaparecía cada vez más obsesionante. ¡Ay!, que se me abra ya alguna puerta hacia la luz, gritaba yo, y que ésta irrumpa en medio de estas continuas represalias.
Parecía como si todo mi ser tuviera una inmensa necesidad de empaparse otra vez en lo nuevo. Estaba esperando una segunda pubertad. ¡Ah!, rehacer para mis ojos una visión nueva, lavarlos de la suciedad de los libros, volverlos más semejantes al azul que contemplaban, hoy ya completamente purificado por las recientes lluvias...
Caí enfermo; viaje, conocí a Ménalque y mi maravillosa convalecencia fue una palingenesia. Renací como un ser nuevo, bajo un nuevo cielo y en medio de cosas completamente renovadas.
Los alimentos terrenales. André Gide
La incertidumbre de nuestros caminos nos atormentó toda la vida. ¿Qué podría decirte? Toda elección es pavorosa cuando se piensa en ella, como pavorosa es una libertad a la que no guía ya un deber. Es un camino que hay que elegir en un país completamente desconocido que cada cual debe descubrir; pero, fíjate bien, sólo puede hacerlo para sí mismo. De manera que el más incierto rastro en el África más ignorada es incluso menos incierto. Nos atraen las florestas umbrosas y los espejismos de los aún no agotados manantiales... mas los manantiales sólo estarán donde nuestros deseos los hagan fluir. Porque el país sólo existe a medida que lo configura nuestra proximidad y, conforme caminamos, el paisaje de los alrededores se va colocando poco a poco y no vemos el extremo del horizonte. Incluso lo que está a nuestro lado es sólo una sucesiva y modificable apariencia.
Los alimentos terrenales. André Gide
Dejemos, pues, sin ofuscarnos, que se cumplan los destinos del planeta. Nada lograrán nuestros gritos; nuestro mal humor sería inoportuno. No es seguro que deje de fracasar la Tierra en el cumplimiento de su destino, como probablemente ha sucedido a mundos incontables; incluso es posible que nuestra época sea considerada un día como el punto culminante, pasado el cual la humanidad no habrá hecho sino decaer; pero el universo no conoce el desaliento, y recomenzará sin tregua la obra abortada; cada fracaso le deja lleno de juventud, despierto, lleno de ilusiones. ¡Valor, valor, naturaleza! Prosigue, como la asteria sorda y ciega que vegeta en el fondo del Océano, tu oscuro trabajo de vida; obstínate; repara por millonésima vez la malla de la red que se rompe, rehaz el taladro que abre, hasta el último límite de lo posible, el pozo del que ha de brotar el agua viva. Sigue apuntando indefinidamente al blanco que marras desde la eternidad; procura tomar la embocadura del agujero imperceptible del estrecho paso que lleva a otro cielo. Para llevar a cabo tu experiencia cuentas con el infinito del espacio, y el infinito del tiempo. Cuando puede uno equivocarse impunemente, se está siempre seguro de triunfar.
Recuerdos de infancia y juventud. Ernesto Renan.
Lo propio de la intuición artística es, de tal suerte, una invención o descubrimiento de los ritmos que apartándose de la mecánica corriente, y aún de los propósitos de la voluntad ordinaria, se lanzan a la conquista de lo Absoluto.
La ciencia descubre las leyes de los movimientos de lo concreto y relativo. La estética busca el ritmo de la finalidad definitiva que lleva cosas y seres a reencarnar en lo divino.
Ulises criollo. José Vasconcelos
Porque la naturaleza no tiene su finalidad última en las ideas, ni en las formas, sino en la esencia divina, que está más allá de apariencias y formas. Si el devenir no tuviese más objeto que el cambio, sería legítimo el afán de fijarlo en el instante en que alcanza características gloriosas. Pero si el devenir tiene por objeto reintegrarnos a la gracia de la comunión con el Todo, entonces, el acto sublime y la forma perfecta sólo tienen sentido como escalones de un proceso que supone desformalización en beneficio de la divinización. O reversión de la forma en la esencia.
Ulises criollo. José Vasconcelos
Sólo lo absoluto merece el acompañamiento de la eternidad. Reneguemos, pues, de todo acto ya consumado y démonos a la potencia henchida de sorpresas. Sólo una tenaz aspiración de lo irrealizable, consolará nuestro disgusto de cuanto se ve realizado y cumplido. En cada proceso, nos seduce, no su término genérico sino la aspiración de rebasar, incluso el propio arquetipo.
Ulises criollo. José Vasconcelos