Luego vinieron los primeros filósofos griegos,
y bajo su influencia se elaboró un lenguaje poético racional
(ahora llamado clásico)
en honor de su patrono Apolo,
y lo impusieron al mundo como la última palabra respecto a la iluminación espiritual:
opinión que ha predominado prácticamente desde entonces en las escuelas y universidades europeas,
donde ahora se estudian los mitos solamente como reliquias arcaicas de la era infantil de la humanidad.