Y tú que estás en casa, metido en la nevera, escondes la cabeza: la muerte ronda fuera. ya estás, ya estás... Y tú que te preocupas por culpa del futuro, cuando ya no te quede, será cuando te enteres. que ya estás, ya estás... más que enterrado en vida.
Tú en tu casa; nosotros en la hoguera.
Free
Si me convenzo de que esta vida no tiene otra faz que la de lo absurdo, si siento que todo su equilibrio se debe a la perpetua oposición entre mi rebelión consciente y la oscuridad en que forcejeo, si admito que mi libertad no tiene sentido sino con relación a su destino limitado, entonces debo decir que lo que cuenta no es vivir lo mejor posible, sino vivir lo más posible […]
Sigue siendo lo absurdo y su vida contradictoria lo que nos enseña. Pues el error consiste en pensar que la cantidad de experiencias depende de las circunstancias de nuestra vida, cuando sólo depende de nosotros. (…) Nos corresponde tener conciencia de las experiencias. Sentir la propia vida, su rebelión, su libertad, lo más posible, es vivir lo más posible. El único obstáculo, la única pérdida “por falta de ganancia” lo constituye la muerte prematura. (…)
El hombre no elige. Lo absurdo y el aumento de vida que implica no dependen, por lo tanto, de la voluntad del hombre, sino de su contrario, que es la muerte. Si se pesan bien las palabras, se trata únicamente de una cuestión de suerte. Hay que saber consentir en ella…
Extraído de “El mito de Sísifo” (1942) - Albert Camus
Imagen: Rescatistas observando por última vez los restos del potente automóvil Facel Vega de fabricación personalizada en el que Albert Camus se encontró con la muerte. El auto se estrelló contra un árbol a unas 80 millas por hora después de que se le reventara un neumático. Camus ocupaba el puesto de copiloto, el conductor era su amigo y editor Michel Gallimard; ambos murieron en el acto a causa del impacto.
El hecho ocurrió el 4 de enero de 1960, cerca de París. Ese día Camus tenía guardados en el bolsillo del pantalón los billetes de tren para hacer el viaje a París en tren, pero había cambiado de idea a última hora. Tenía 46 años.
Foto de © Bettmann / Corbis
“Oh maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que cierra.”
ouch
*o*