@221308’s Archive

Comfort Food, Ellen Van Neerven.

Chin up, trust !

Louise Glück, from “Timor Mortis”, Poems 1962-2012

im still young i still have time im still young i still have time im still young i still have time [lays on the floor wasting my time]

I am not really there

Marya Hornbacher, Madness: A Bipolar Life /// Ramon Casas, Laziness, c1898-1900 /// Sylvia Plath, The Bell Jar /// Edward Hopper, Morning Sun, 1952 /// Gail Honeyman, Elinor Oliphant is Completely Fine /// Reynier Llanes, The Poet, 2021 /// Anaïs Nin, The Diary of Anaïs Nin, 1931–1934 /// Amy Dury, Glasgow Girl 2, 2019 /// Rebecca Ross, Divine Rivals /// Adrienne Gaha, Blue Uniform, 2016

Basic August, Eileen Myles

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Si la serenidad estuviera personificada, sé que probablemente luciría como tú, hablaría como tú, amaría como tú.

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Tener el privilegio de realmente /mirarle/ de cerca es uno de los regalitos cósmicos por los que más estaré agradecido durante una eternidad, estaré siempre agradecido de haber conocido a alguien que se siente como todos los sinónimos de calidez y suavidad que yo podría encontrar. No me imagino una realidad en la que yo no esté admirando cada detalle que le compone, desde lo que podría decir sobre él frente a otros porque todo es evidente, real, hasta las cosas que obtengo yo a las cuatro am cuando todo está callado menos nosotros y entonces puedo permitirme guardar sus carcajadas más genuinas bajo llave dentro de mi corazón. Verdaderamente, a veces dudo que el causante de tantas sonrisas sea consciente de lo reconfortante que es su presencia, sea en silencio, entre el caos, entre la paz, él hace que todo se sienta más ligero y como dormir entre nubes.

Dietrich, con la mano en el pecho, intento buscarle medida o descripción a lo agradecido que estoy contigo por existir, mejor aún, conmigo y al mismo tiempo que yo, por ser la manta suave que necesito después de un mal día, el refugio que no sabía que necesitaba, todas las casualidades que me permiten sonreírle a las estrellas y el resultado de mil cartas de amor escritas al cosmos. Mis deseos como mensajero o intérprete son difusos y ambiguos a veces, los míos, más personalmente, como quien te ama veinticuatro horas al día siete días a la semana, son distintos: deseo que aprendas de mi cariño y del gesto embobado que tengo cuando te miro, porque son mera consecuencia de que existas, sin tener que hacer nada más. Sigue siendo brillante, sigue siendo mi mar azul en calma, sigue siendo un huerto de puro amor, sigue siendo despreocupado y libre, estaré muy cerquita para animarte siempre y recordarte lo natural que es amarte, lo mucho que eres apreciado.

Deseo que Venus te trate lindo hasta el próximo agosto cuando podamos sentarnos a hablar de ello y hacer memoria al respecto, pero aún queda un mes hasta que el Sol salga de tu signo, y por cada día hay un deseo más que yo le hago a las estrellas en tu nombre (todos involucran de alguna manera tu sonrisa) y por lo mismo, tu mes de cumpleaños, de hecho, empieza hoy a las once pm. Por favor permite que sea testigo de tu felicidad por muchísimo tiempo, de verte queriendo, viviendo, disfrutando y creciendo.

No sé si volviste, apareciste, si yo volví o aparecí, la línea del tiempo es difusa, pero sé que tu llegada a mi vida fue el milagro por el que muchos deben rezar, una broma de los planetas a un incrédulo. Y afortunado soy yo, de poder demostrarlo todos los días. Gracias por cuidarme el sueño, por ser pura lealtad, cuidado, amorcito puro y honesto.

Feliz retorno solar, mi Hye. El amor que te tengo jamás se medirá con un te amo, ni con mil.