“I love how to movie ended with Neil at the play!”
Stop it guys y’all are being delusional. We all know what happens… Neil gets dragged home by his dad and he can’t tell his dad how he feels. He goes to bed not feeling understood with the pending doom of military school. It’s about 11 by now and Neil can’t sleep and he’s just so angry and sad and he doesn’t now what to do so he walks through the house and BOOM!!! Jk his dad wakes up and he explains that he was scared to tell him about theater after the events with the school paper so he lied and that he’ll still go wherever his dad wants he just wants to do theater on the side (he switches his majors but his dad doesn’t know that as of right now) so his dad agrees and let’s him continue at Welton and Keating keeps his job. I’m the end the poets all go to nyc and do whatever they want with their lives.
O Captain! my Captain! our fearful trip is done,
The ship has weather’d every rack, the prize we sought is won,
The port is near, the bells I hear, the people all exulting,
While follow eyes the steady keel, the vessel grim and daring;
But O heart! heart! heart!
O the bleeding drops of red,
Where on the deck my Captain lies,
Fallen cold and dead.
O Captain! my Captain! rise up and hear the bells;
Rise up—for you the flag is flung—for you the bugle trills,
For you bouquets and ribbon’d wreaths—for you the shores a-crowding,
For you they call, the swaying mass, their eager faces turning;
Here Captain! dear father!
This arm beneath your head!
It is some dream that on the deck,
You’ve fallen cold and dead.
My Captain does not answer, his lips are pale and still,
My father does not feel my arm, he has no pulse nor will,
The ship is anchor’d safe and sound, its voyage closed and done,
From fearful trip the victor ship comes in with object won;
Exult O shores, and ring O bells!
But I with mournful tread,
Walk the deck my Captain lies,
Fallen cold and dead.
A friend of mine once told me that "poetry makes him feel ill". Some of the more common conditions like influe-stanza and Janedice or Poe-mentation of the skin are well known but here is a selection of some poetic ailments and injuries that really meter to people.
Tennyson Elbow-
Byron any further injury, this should sort itself out in no time. Kipling Arthritis- A Rud-Yard stick for every other condition one might face Ben(t) Jonson- It can happen to every man and not in his humerus. Will...em...Shakes Appear?- Carry a medical Bard on your person at all times
Robert Frost-bite - The Road Not Prescribed.
Walt Whiplash- Mobility is the soul of Whit
Plath feet When feet get Hughes and swollen.
Auden-iometry trouble W.H.at are you saying to me??
Severe Back Twain
When life gives you Clemens, make lemonade.
Conrad Aching
It's a Pulmonary Symbolism.
“Shadowy Death dogs my steps, my seated shape, and has for years— / Draws sometimes close to me, as face to face.”
— Walt Whitman, from “L. of. G’s Purport”, Leaves of Grass
i don’t care if it’s cliché to love the dead poet’s society. it’s a brilliant story and if loving it is wrong, i’ll never be right.
Tu mi rivolgi anche domande e io ti ascolto, | e ti rispondo che non posso risponderti, che le risposte devi trovarle tu
rip Walt Whitman, you would've loved EruRi
Do I contradict myself? Very well then, I contradict myself.
Walt Whitman
You shall no longer take things at second or third hand, not look through the eyes of the dead, nor feed on the spectres in books. You shall not look through my eyes either, nor take things from me, you shall listen to all sides and filter them from yourself.
Walt Whitman, Song of Myself (via unsociabledoll)
Ever-returning spring, trinity sure to me you bring,
Lilac blooming perennial and drooping star in the west,
And thought of him I love.
-“When Lilacs Last in the Dooryard Bloom’d” by Walt Whitman, 1865
Spring by Alphonse Mucha, 1896
There was never any more inception than there is now,
Nor any more youth or age than there is now,
And will never be any more perfection than there is now,
-We Contain Multitudes (Sarah Henstra)/ Walt Whitman
I completed reading this book today and I liked it.
It's a love story between 2 boys who are paired by the English teacher to write letters to each other for a writing class assignment.
The friendship between Adam Karlansky and Jonathan Hopkirk develops little by little into love.
This book is much more than a love story. It also deals with bullying, homophobia, physical abuse and drugs.
I loved the writing and the writer's deep thoughts that has the power to evoke your emotions.
Kurl and Jo's love story was so cute and hot and had ups and downs.
There are some parts that I didn't like. Other than that it's a heartwarming, emotional and lovely book.
I liked so many quotes and the interpretation of Walt Whitman's poems. And I'm happy with the ending.
And Mark kurlansky is my favourite character.
To know the universe itself as a road, as many roads, as roads for traveling souls.
Song of the Open Road, Walt Whitman
¿Quién es ese salvaje, tan efusivo y amistoso? ¿Espera la civilización, o ya la ha dominado y dejado atrás? ¿Es alguien del suroeste, criado al aire libre? ¿Es canadiense? ¿Viene de las tierras del Misisipí? ¿De Iowa, de Oregón, de California? ¿De las montañas, de las praderas, de los bosques? ¿O es un marinero? Dondequiera que vaya, hombres y mujeres lo aceptan, y lo desean. Desean gustarle, que los toque, que les hable, que se quede con ellos. Su comportamiento no conoce normas, como la nieve cuando cae; pronuncia palabras simples como la hierba; va despeinado, ríe, es ingenuo, camina despacio, tiene facciones corrientes, modales y aires corrientes. Y todo eso se desprende, bajo nuevas formas, de las yemas de sus dedos e impregna el aire, con el olor de su cuerpo o de su aliento; todo surge de su mirada.
Sé que me han acusado de querer destruir las instituciones, pero la verdad es que no estoy ni a favor ni en contra de las instituciones (¿qué tengo yo que ver con ellas, o con su destrucción?). Sólo quiero establecer en Mannahatta y en todas las ciudades de estos Estados, interiores o costeras, y en los campos y bosques, y en todas las embarcaciones, grandes o pequeñas, que surquen el agua, sin edificios, reglas, administradores ni disputas, la institución del amor de los camaradas.
¡Oh, lo indemostrado, el éxtasis! ¡Zafarse por completo de las anclas y las trabas ajenas! ¡Conducirme libremente! ¡Amar libremente! ¡Arrojarme con temeridad, desafiando al peligro! ¡Cortejar a la destrucción con burlas y provocaciones! ¡Ascender, elevarme al cielo del amor que me ha sido reservado!
¡Alcanzarlo con el alma ebria! ¡Perderme, si así ha de ser! ¡Alimentar el resto de la vida con una hora de plenitud y libertad, con una breve hora de locura y alegría!
Walt Whitman
¡Oh, el enigma, el nudo triple, el estanque oscuro y hondo, desatados e iluminados!
¡Oh, correr, por fin, a donde hay espacio y aire suficientes! ¡Librarse de viejas ataduras y convenciones: yo de las mías y tú de las tuyas!
¡Encontrar una nueva despreocupación, inimaginada, en lo mejor de la Naturaleza! ¡Quitarse la mordaza! Sentir, hoy o cualquier día, que me basto como soy.
Al jardín, el mundo, asciendo de nuevo y anuncio a los potentes compañeros, a las hijas, a los hijos; significo y soy el amor, la vida de sus cuerpos. Aquí, curioso, contemplo mi resurrección, tras el sueño. Los ciclos evolutivos, que describen grandes órbitas, me han traído otra vez, amoroso, maduro: todo se me antoja bello, todo, maravilloso, y mis miembros, y el fuego turbulento que siempre los anima, por alguna razón, lo más maravilloso de todo. Existo, y miro, y penetro en todo, satisfecho con el presente y satisfecho con el pasado. Eva me sigue, a mi lado o detrás, o me precede, y yo la sigo.
El halcón moteado se cierne sobre mí, y me acusa: se queja de mi cháchara y mi holgazanería.
Tampoco a mí me han domesticado. Tampoco yo soy traducible. Lanzo mi bárbaro chillido por sobre los tejados del mundo.
El último impulso del día se detiene para esperarme.
Arroja mi imagen, tras las otras, y tan fiel como ellas, a las llanuras sombrías. Me atrae a la niebla y la penumbra.
El pasado y el presente se marchitan. Los he llenado y los he vaciado, y ahora lleno el siguiente redil, el futuro.
¡Tú, el que me escucha ahí arriba! ¿Qué tienes que confiarme? Mírame a la cara mientras apago las luces de la tarde. (Sé sincero: no te oye nadie más, y yo sólo me quedaré un minuto).
¿Me contradigo? Muy bien, pues: me contradigo. (Soy enorme: contengo multitudes).
Hay algo en mí. No sé lo que es, pero sé que está en mí.
Desencajado y sudoroso. Luego, mi cuerpo se tranquiliza y enfría. Duermo, duermo mucho tiempo.
No lo conozco. No tiene nombre. Es una palabra nunca dicha.
No consta en ningún diccionario, expresión o símbolo.
Se mueve en algo mayor que la tierra en la que yo me muevo. Para él, la creación es el amigo cuyo abrazo me despierta.
Quizá debería decir más. ¡Esbozos! Ruego por mis hermanos y hermanas. ¿Veis, oh, hermanos y hermanas? No es el caos ni la muerte. Es forma, unión, plan. Es la vida eterna. Es la Felicidad.
Llevas mucho tiempo teniendo sueños despreciables.
Te quito ahora las legañas de los ojos: tienes que acostumbrarte al resplandor de la luz y de cada momento de tu vida.
Llevas mucho tiempo vadeando el agua, temeroso, aferrado a una tabla, en la playa.
Ahora quiero que seas un nadador sin miedo, que te arrojes al mar, y que emerjas, y me hagas señas, y grites, y rompas, entre risas, el agua con el pelo.
Hoy, antes del amanecer, he subido a un cerro y he contemplado el cielo estrellado. Y le he preguntado a mi espíritu: Cuando abarquemos estos orbes, y el placer y el conocimiento de cuanto contienen, ¿nos sentiremos plenos y satisfechos, por fin? Y mi espíritu ha contestado:
No. Si alcanzamos esas alturas, es para trascenderlas.
Sé que me ha correspondido lo mejor del tiempo y del espacio, y que nunca me han medido, ni me medirán jamás. Mi viaje, a pie, es un viaje perpetuo (¡venid todos a escucharme!).
[...]
No tengo cátedra, ni Iglesia, ni filosofía.
No llevo a nadie hasta la mesa puesta, ni a la biblioteca, ni a la Bolsa.
A cada uno de vosotros, sin embargo, hombre o mujer, os conduzco a la colina.
Con el brazo izquierdo os sujeto por la cintura y con el derecho señalo el panorama que ofrecen los continentes y el camino público.
Ni yo ni nadie podemos hacer ese camino por ti: has de hacerlo tú mismo.
No queda lejos: está a tu alcance.
Quizá lo estés recorriendo ya, desde que naciste, y no lo sepas. Quizá esté por todas partes, y atraviese la tierra y el mar.
Nada se detiene, ni puede detenerse nunca. Si yo, vosotros y todos los mundos existentes, con cuanto contienen, tanto en la superficie como debajo de ella, fuéramos reducidos a ser, otra vez, una pálida nebulosa, no importaría a la larga, porque volveríamos, ciertamente, al estado en el que ahora nos encontramos, y, sin duda, más allá, y luego más y más lejos todavía.
Hombre o mujer, te diría cuánto te quiero, pero no puedo; y te diría lo que hay en mí y en ti, pero no puedo; y te diría el anhelo que siento, aquello por lo que late mi corazón, de día y de noche.
Mira: yo no doy conferencias ni limosnas; cuando doy, me doy a mí mismo.
Avanzo, pletórico, dotado un supremo vigor, uno entre tantos en una procesión sin fin, que se dirige al interior, o sigue la costa, y cruza todas las fronteras.
Nuestras urgentes disposiciones alcanzan todos los confines de la tierra.
Las flores que llevamos en los sombreros son el fruto de milenios.
Los centinelas impiden el acceso a la santabárbara. Ven tantas caras extrañas que ya no saben en quién confiar.
Nuestra fragata se incendia. El otro nos pregunta si nos rendimos, si arriamos nuestra bandera y damos por terminada la pelea.
Y ahora me río, ufano, porque oigo todavía la voz de mi pequeño capitán: La bandera no se arría, grita sin perder la compostura; la lucha acaba de empezar.
Contemplad el mar ilimitado y, en su seno, un barco que zarpa, con las velas desplegadas, aun las de la gavia, y el gallardete flameando. Navega el buque, navega, majestuoso; las olas, abajo, lo emulan, pugnan por adelantarlo, lo envuelven con el fulgor de su ondular y sus espumas.