Cada día que pasaba se volvía monótono, aburrido, perdía por completo el sentido, aunque se encontraba mucho más tranquilo que en los días anteriores, era algo confuso, era como si la pasión de su vida se hubiera extinguido por completo.
Ni siquiera el día de una de sus clases preferidas estaba emocionado. Hacía las cosas por obligación, se vistió y arreglo por costumbre, fue a la biblioteca a estudiar por que ya era rutina, comía muy poco porque era necesario para rendir el día y dormía mucho menos, comenzando a formársele tenues ojeras debajo de los ojos, eso no era atractivo, debía hacer un esfuerzo, pero le era imposible no pensar demasiado en lo fácil que le había resultado a Ely ignorarlo aunque eso era lo que quería, era frustrante.
Entro al aula sin demoras, justo a tiempo, con semblante serio, sentándose en primera fila, observando al profesor, hasta que comenzó la clase.
El profesor “Ler” era de lo más interesante, a Reggan le habría encantado conocerlo antes, pero ahora ni siquiera tenía ganas de criticarlo de manera constructiva. Tomó un pergamino y comenzó a escribir lo que les pidió el profesor:
-Reggan B. Stoker, Slytherin. No poseo habilidades en cuanto a transformaciones de mi organismo pero soy vidente. Asistí el bloque anterior a su clase. No tengo fobias o alergias.
El profesor estaba más nervioso que nunca, era evidente, no solo por sus tartamudeos si no por su comportamiento.
|| Privado || Segunda parte || Interiores del castillo: Biblioteca || 17/09/2016 || 6:00 pm. || ¿Puedo invitarle a conocernos mejor ||
Había enviado la nota, sabía que no debía esperar una respuesta puesto que la señorita Lutz era demasiado reservada como para regresar la nota pero esperaba que comprendiera sus sentimientos, sabía que lo haría, ella era la elegida, podía presentirlo, como nunca antes lo había hecho, tan claro y hermoso como el día en que se conocieron.
De pronto se hayo cantando nuevamente, esta vez una canción más encaminada a lo que ella le hacía sentir, ahora el mundo giraba a su alrededor. El joven pasó el resto del día paseando por los jardines, admirando los hermosos rosales cuya fragancia era casi una droga para el mayor quien recostado sobre el pasto contemplo las nubes mecerse suavemente por horas y horas. Hasta que entre el tick tack de su reloj se fijo en la hora levantándose de golpe comenzó a cantar en voz alta aquella canción que había traído en mente todo el día. Caminando entre saltos y pasos de baile abriéndose paso por los jardines y luego por los pasillos pidiendo jurar que los cuadros le hacían el coro siguiendo sus pasos de baile amaestrados al mismo tiempo que le indicaban el camino a la biblioteca mientras sus pies sonaban por el piso de piedra:
♫ Song and dance: You Make My Dreams Come True - Hall & Oates https://www.youtube.com/watch?v=6ySNaIZqucc
Lo que quiero tu lo tienes y podría ser difícil de manejar, como la llama que arde la vela, la vela alimenta la llama.
Tengo un inventario lleno de pensamientos y sueños dispersos ¡Tú los abarcas todos juntos!
¿Y cómo…? Yo no puedo explicar
Bien, bien…Tú…
¡Tú haces mis sueños realidad!
Eh estado esperando, esperando por ti, nena.
¡Tú haces mis sueños realidad!
¡Tú eres mi sueño!
Se detuvo frente a la enorme puerta de madera que estaba cerrada y con un suave empuje se abrió dejando ver la amplia y magnifica sala antigua plagada de libros en estantes que iban del piso al techo y se perdían a lo lejos, era impresionante, la biblioteca más grande que había visto en su vida y eso que había visitado demasiadas ya que eran algunos de sus lugares favoritos. La cantidad de conocimiento que guardaban estas paredes era impresionante, estaba ansioso por comenzar con la lectura de aquellos antiguos tomos de magia que esperaban para iluminar su mente, pero aun más interesado estaba en encontrar a la joven que le había robado el corazón, faltaban quince minutos para las 6:00 pm. Y el lugar parecía desierto, no se escuchaba más ruido que el del suave humear de una chimenea ubicada al fondo de la sala, con un rápido escudriñamiento de la estantería más cercana, tomo un libro al azar, sobre la historia de Hogwarts y comenzó a hojearlo mientras esperaba, impaciente, más que nunca, el tiempo jamás había pasado tan lento como en este momento, se mordía los labios y su mente rondaba en todas las posibilidades de si ella vendría o no.
¿Cómo era posible que aquel ser fuera tan hermoso? No podía explicarlo pero el tono de su voz era suave, exquisito, parecía acariciar su piel y dejarlo con un sentimiento de desear mas, podría pasar horas y horas escuchándola. Aun mas con un nombre como ese que formaba parte del misterio que era ella y lo dejaban con cientos de preguntas.
-Señorita Lutz, es un placer conocerla…- hizo una suave reverencia, sabía bien que debía guardar su distancia aunque esto hiciera que le doliera el pecho ya que estaba acostumbrado a que las chicas interactuaran con él de una manera más… intima. Se notaba muy tensa, pero resultaba fascinante como era que lo miraba, como examinando cada parte de su cuerpo a la vez que él deseaba que hiciera lo mismo con su alma. Su proximidad era tan tentadora que si ahora se encontraran en su castillo en Rumania, sin dudas no la dejaría irse nunca. Pero estaban en Hogwarts, una escuela con normas, reglas y profesores de magia experimentados que sin duda intervendrían si intentaba hacer algo extraño, debía irse con cuidado y calcular bien su estrategia, ya que estaba seguro de que ella le pertenecería tarde o temprano, todas lo hacían, aunque tenía la esperanza de que fuera diferente de una manera que lo complementara con una perfección irreal, por que en los defectos uno encontraba un equilibrio, Elysian Lutz parecía no tenerlos a simple vista, sus movimientos elegantes, su belleza de ensueño, sus labios que parecían haber hecho un pacto perpetuo de silencio, todo ese conjunto ocultaba muchas cosas, y Reggan no se detendría hasta descubrir todas y cada una de ellas, y amarla, hacer que lo amara con deseo y desesperación, que se enamorara de sus peores defectos, de su alma corrupta y de su vida en el pecado, que lo acompañara.
¿Podía permitirse arrastrarla al infierno con él? Definitivamente. O eso era lo que pensaba el mayor en ese momento, aun siendo el niño egoísta y caprichoso que había sido en los últimos años, antes de descubrir a aquel ángel que sostenía una rosa que contrataba con su pálida piel, de una fragancia inusual como su mirada que vacía permanecía apacible mientras poco a poco se revelaban cosas entre ambos.
-No pude escoger día más perfecto para llegar que el que el destino me tenía preparado, solo para conocerla…- Su mano vacilo en tocarla pero se contuvo solo sonriéndole con ternura, una ternura genuina que tenía cuando encontraba algo que le gustaba, algo que quería y deseaba. – Sería más divertido si juntos conocemos el lugar ¿No lo cree? ¿Podría acompañarla el resto de la tarde a pasear por los corredores descubriendo la “magia” de este lugar?
¿Cómo explicar esa sensación de despertar mucho antes del amanecer? Algunos dirían que es frustración o incluso alivio por las horas de sueño que aún quedan por delante. Pero para Reggan era una nueva rutina, no sabía por qué, siempre durmió muy bien pero desde su llegada a Hogwarts el sueño solía irse a la mitad de la noche y no por voluntad propia como sus desvelos en casa, si no como un mecanismo fisiológico que sin razón aparente comenzó a manifestarse y que lo hacía sentir curiosidad por descubrir a que se debía ¿Estaba estresado, preocupado o inquieto de alguna manera? Su primera respuesta habría sido decir: No. Pero pensándolo un poco mejor, lo estaba, por Ely, por su hermana, por lo que ocurría en casa estando tan lejos. Nunca se sintió tan abrumado teniendo que aparentar estar bien y tranquilo para asistir a clases y demás actividades escolares, además, no había matado a nadie en tres semanas, estaba hecho un lío, y su viaje de placer con las Asiáticas no pudo compensar ese deseo de sangre. Salió de la cama y se quedo contemplando a su compañero que dormitaba en la cama de al lado, aun no podía creer que le asignaran un compañero en una habitación tan pequeña que no era ni la décima parte de su dormitorio en el castillo Vlad, además ni siquiera habían hablado y salvo a la hora de dormir no se habían visto fuera de la habitación. Decidió no darle más vueltas al asunto y salió de ahí, enfundado en un abrigo largo de piel en un tono gris pálido, que resaltaba aun mas sus ojos. Avanzo con cautela por los corredores, nadie, absolutamente desiertos, era tan sencillo salir, se preguntaba que estarían haciendo los prefectos en estos momentos, patrullando la escuela no. Salió al jardín donde una suave brisa lo despeino con gracia, se preguntaba si era el momento de cambiar su estilo por uno más actualizado, en esta escuela nadie sabía vestir con clase y estaba seguro de que miraban su estética de manera anticuada, no sabían apreciar algo así, no tenía sentido. Toda su vida llevo el cabello largo como hasta el momento pero ¿Qué tal más corto? Mientras pensaba en todo aquello deslizo un cigarrillo entre sus labios y con un chasquido de sus dedos lo encendió, caminando en medio del paisaje nocturno con algo más en mente, todo esto le parecía bastante familia y no sabía explicarlo, paso a paso era como si viviera una historia que ya conocía, una que lo llevo hasta donde crecían los rosales e inesperadamente una imagen vino a su mente, el lugar estaba rodeado por arbustos, comenzó a recorrerlo como caminando en círculos intentando descifrar que era: - Oh! tuve un maldito dejá vu- Era una constante en su vida a la que no estaba acostumbrado pero siempre se llevaba nuevas sorpresas, en esta ocasión se adelanto haciendo creer que se había ido de ahí, pero en realidad solo se desvió un poco y asomándose entre las hojas observó al chico que estaba escondido ¿Se ocultaba de alguien más? Quizás era tímido. -Es una bella noche ¿No lo cree?- Susurro con una sonrisa divertida, quería ver su reacción ya que consideraba que eso era lo mas interesante de una persona, mas de un desconocido al que ya había predicho que conocería.
El gran comedor permaneció en calma, cuando la directora anunció al ganador de la copa de este bloque todos se alzaron e aplausos y felicitaciones, los Slytherin quienes eran más reservados permanecieron apacibles en sus asientos alentando solo un poco con algunas palmas, Reggan sabía que no había podido hacerlo todo por que llegó a mitad del bloque, se perdió muchas clases y actividades, pero este bloque las recompensaría con mucho. La cena continuo con normalidad, bueno, dentro de lo que cabía decir “normal” en Hogwarts, la decoración de Halloween era perfecta, aun para el peculiar tono rosa de las calabazas de la mesa de las serpientes, los fantasmas volaban por la habitación, no había tenido oportunidad de charlar con el Barón Sanguinario o con cualquiera de los espíritus que ahí habitaban. Al menos con la mayoría… una estruendosa e irritante voz resonó por el lugar, todos alzaron la mirada y escudriñaron el lugar en busca del portador, una horrible criatura se materializo siendo el responsable de caras de miedo, sorpresa y enojo –por parte de algunos profesores- Él por su parte lo miraba inexpresivo, continuaba con su racha de cambió de humor, todos murmuraban mientras la criatura seguía lanzando constantes insultos, en especial contra la directora que furiosa intento atacarlo pero desapareció a través de la pared ¿Qué era eso? No importaba, al menos no por ahora por que antes de irse les dejo un pequeño obsequio, una broma de Halloween, bombas apestosas, era sumamente desagradable, la conmoción en el comedor fue inmediata, todos salieron de sus asientos intentando cubrir su olfato del terrible aroma, al menos no permaneció demasiado, el postre llegó pronto, todos se notaban impacientes por regresar a sus habitaciones a ponerse el disfraz para el baile, él solo quería ver a Ely.
Nombre del personaje:
Reggan B. Stoker
Apodo(s): Ree, Conde Reggan, Conde R. El heredero.
Edad: 17 años
Fecha de Nacimiento: 31 de Octubre de 1998
Lugar de Nacimiento: Transilvania, Rumania Occidental, sector Norte.
Lugar de Residencia: Castillo Vlad, Transilvania, Rumania Occidental, sector Norte.
Orientación Sexual: Pansexual: Es una orientación sexual humana caracterizada por la atracción sentimental, estética, romántica o sexual independientemente del género o sexo de otras personas así como toda práctica sexual. También es definida como atracción sexual a todos los géneros, incluyendo géneros no binarios.
||Privado|| Sala común Slytherin || 2:00 am. || 20/09/2016 || Charlas de media noche con los demonios: Los recuerdos pueden ser tan imprevistos. || #MGCActividad #MGCMusicPlay
La navaja se deslizo suavemente sobre su muñeca, dejando a su paso un ligero corte del que la sangre brotaba, contrastando con su pálida piel que permanecía insensible, preguntándose si debía cortar más profundo para poder sentir un poco de dolor, lo hizo hasta sentir un cosquilleo suave, era interesante como después de todo lo vivido su piel había perdido la sensibilidad por las sensaciones desagradables, pero en cambio, las caricias, los besos, los suaves roses de la piel contraria le resultaban agobiantes, estremecedores y sumamente placenteros.
Las suaves llamas de la chimenea iluminaban una parte de la amplia habitación que en su mayoría permanecía sumida en las sombras dando el ambiente perfecto para las horas de meditación que Reggan llevaba sentado sobre uno de los sofás de piel de la Sala común de las serpientes.
First Song: Nine Inch Nails: Every day is exactly the samehttps://www.youtube.com/watch?v=-i_jpgZN39s
♫I believe I can see the future Cause I repeat the same routine I think I used to have a purpose But then again That might have been a dream I think I used to have a voice Now I never make a sound I just do what I've been told I really don't want them to come around Every day is exactly the same Every day is exactly the same There is no love here and there is no pain Every day is exactly the same I can feel their eyes are watching In case I lose myself again Sometimes I think I'm happy here Sometimes, yet I still pretend I can't remember how this got started But I can tell you exactly how it will end ♪ I'm writing on a little piece of paper I'm hoping someday you might find Well I'll hide it behind something They won't look behind I'm still inside here A little bit comes bleeding through I wish this could have been any other way But I just don't know, I don't know what else I can do♪
Era impresionante lo que podía llegar a hacer por sus propios meritos, nunca se había acostumbrado a hacer las cosas por sí mismo, sus sirvientes, sus acompañantes, sus amigos y amantes temporales lo hacían todo por él. Pero esta tarde que paso en Hogsmeade pudo descubrir una pequeña parte del mundo del que estuvo apartado por tanto tiempo. Había comprado algo que seguramente sería su mayor confidente durante su estancia en este lugar. El tocadiscos tocaba una de sus canciones favoritas y una que a la vez le traía recuerdos de sus días aburridos en casa cuando solía ser un “chico bueno” donde asistía a las reuniones sociales en Rumania, fiestas exclusivas, desayunos, comidas y cenas en las mejores mansiones, con las mejores familias, en los mejores bailes, siempre hablando de política y sociedad, siempre siendo alagado, amado y venerado por todos, siempre lo mismo. Tan aburrido, tan vano… Oh, como llego a odiar la vida en esos días, sin Catherine en casa solo podía charlar con los libros, expresarse con la música y sus diarios.
¿Cuándo es que todo eso cambio? Cuando la orden decidió aceptarlo. Cuando comenzó a liberar toda esa represión con sus víctimas, cuando toco el cielo cometiendo los actos y crímenes más reprochables y perversos. La canción terminó y comenzó otra, vaya que le gustaba ese disco. La música en vinil sonaba tan autentica que se relajo notoriamente llevando el whisky a sus labios a la par que recitaba la letra de la canción sumiendo sus recuerdos en la obscuridad.
Second Song: Nine Inch Nails – Closer: https://www.youtube.com/watch?v=A4nhl9j-Fsc
Castillo Vlad, 2014: El aroma de la sangre invadía todo el lugar, los cuerpos parecían danzar con suaves movimientos, desde el vestíbulo hasta la habitación principal en el ala este. La nieve caía lentamente afuera, pero dentro, el calor se apoderaba de todo. La a sangre aun brotaba de las heridas de cinco cuerpos inertes tirados sobre el suelo, mientras los otros tres se desbocaban sobre las sabanas ensangrentadas en un acto de deseo y perversión pura.
Definitivamente uno de los mejores encuentros durante una de sus fiestas privada que había tenido, las chicas eran preciosas, le alegraba haberlas dejado vivas y verlas en varias ocasiones después.
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https://67.media.tumblr.com/…/tumblr_o7945xTcIx1rlb6iho1_40…
Una canción que develaba todos los pecados que había cometido y por que lo había hecho, para darle un motivo a su vida, un propósito en lo que era mejor, hacer sufrir a los demás. Y al mismo tiempo pensaba en Elysian¿Qué opinaría ella de todo eso? No tenía ni una semana de que se había apartado de ese ritmo de vida tan poco común y no estaba seguro de poder mantenerse alejado, aunque la constante de orgías en su mansión habían terminado por volverse una nueva rutina que comenzaba a aburrirle, su nuevo interés era esa joven, pero nada le garantizaba que ella comprendería y al mismo tiempo que aceptaría que tuvo un pasado tormentoso, todo era una cadena de eventos que comenzó a formarse desde el instante en que respiro por primera vez, y con Ely no quería tener secretos, no podría ocultarle la verdad de lo que era aunque terminará odiándolo, ella sería por el resto de su vida la única mujer a la que llego a amar de esa manera. Aunque no sabría como tomar su rechazo definitivo, quizás esta fuera en conjunto, una de las pocas veces en su vida que haya considerado terminar con su vida. Encendió un cigarrillo, el humo se esparció por la habitación mientras una tras otra las canciones develaban nuevos recuerdos.
Llevándolo al pasado, y de pronto al futuro, sus visiones tan nítidas, tan reales, le atemorizaban cada vez mas, se levanto de golpe dejando caer el vaso al suelo que se hizo trisas al estrellarse con la fría superficie:
-Catherine...!-
La noche del baile Reggan afronto la realidad de lo que ocurriría cuando el reloj marcará las doce, Halloween, la noche en que nació hacía dieciocho años en la recamara principal del castillo Vlad, el orgullo de su familia, el próximo heredero, todo en su vida fue planeado hasta este momento, sin importar los inconvenientes como la muerte de sus padres, la despedida de su hermana, eso no era nada en comparación con lo que sintió en aquel momento, que le helo el alma y lo hizo comportarse de manera tan extraña, se había jurado a si mismo dejar en paz a la joven que ahora mantenía en sus brazos pero no podía, no quería, ella confiaba en él y él daría su vida con tal de verla feliz, y de mantenerla a salvo en el juego tan peligroso en el que se habían metido.
Sintió como ella correspondió al contacto, era perfecta la manera en que sus cuerpos se adaptaban el uno al otro. Se aparto suavemente con una sonrisa cautivadora en los labios como si fuera el mismo chico coqueto, atrevido y misterioso que conoció aquella tarde en el lago, aunque nunca volvería a ser el mismo, se sentía diferente, se sentía con ganas de llevarla al fin del mundo de la mano y nunca soltarla.
-Gracias por la invitación, fue una grata sorpresa…- Se sentó en un suave y elegante movimiento tomando una postura perfecta, mirándola con ojos soñadores- ¿A qué debo el honor? – Su lado arrogante salía inconscientemente-
||Privado|| ¿Crees en el destino? El comienzo de algo nuevo || 15/10/2016 || 4:00 pm. || Paris, Francia ||
-Apresurate… ¡Catherine!
La joven que mantenía la vista fija sobre el horizonte alzo la mirada y asintió, se apresuro a tomar su bolso que estaba en el suelo a su lado y con la gracia de una bailarina corrió hacía el grupo de chicas que la esperaba en la puerta del esplendido palacio que había sido su hogar los últimos cinco años, ni siquiera en todo ese tiempo había puesto un pie de vuelta en Transilvania, en el castillo Vlad. No tenía nada que hacer ahí, solo extrañaba profundamente a su hermano, pero sabía que él no la necesitaba, al menos no de la misma manera, sabía que le gustaba estar solo y que la quería lejos, así estarían bien.
Su hermoso cabello dorado se agitaba con gracia, sus preciosos ojos azules lo exploraban todo, sus dulces labios no dejaban de sonreír y esbozar expresiones de sorpresa y encanto por cualquier cosa nueva que veía, en el mundo muggle, todo para ella era desconocido y misterioso, sumamente llamativo, nunca tuvo la oportunidad de salir a conocer el mundo, no con tantos riesgos alrededor, y mucho menos con sus extraordinarias habilidades que no podría llegar a ser expuestas ante las personas ordinarias. Habilidades que guardaban secretos terribles, ocultos bajo la inocencia de una mujer en el cuerpo de una niña, aun a pesar de aparentar menos edad de la que en realidad tenía, a sus dieciséis años era una talentosa bruja, hábil en todas las ramas, especialmente en transformaciones, una de las animagas más jóvenes registradas hasta el momento por el ministerio, una persona brillante, sumamente inteligente y al mismo tiempo llena de preguntas, un espíritu joven, constantemente asediada por el fantasma de la reputación de su familia, atormentada por lo que le deparaba el futuro, no tenía los mismos dones que Reggan y ella no podía prescindir de la clarividencia y él prefería evitar el tema con ella, sus cartas eran tan monótonas, tan inexpresivas, como si intentara calmarla pero pidiera auxilio, ocultándolo todo, aquello la preocupaba mucho. Pero eran partes de la misma moneda completamente opuestas, ella trataba de escapar de la obscuridad inscrita en su alma desde su nacimiento y Ree solo se había entregado a ella, amaba a su hermano y quería salvarlo pero ¿Cómo ayudar a una persona que no quiere ser salvada? Esto y mucho más la mantenían en constante reflexión. Pronto él asumiría las responsabilidades como jefe de la familia, en su decimo octavo cumpleaños ¿Sería el final del periodo de miedo hacía el apellido Stoker o el comienzo de una nueva guerra mágica? Temía por la vida de aquel niño del que se enamoro por cuidarla y protegerla tanto tiempo, quería hacer lo mismo por él y lo haría, así tuviera que renunciar a sus votos de amor por la vida, de bien, de nobleza, de todos los valores en los que creía, lo haría, por su hermano. Sabía que ella nunca debió de haber nacido, en la familia nunca antes nació una mujer pero él la convenció de no creer en eso, le dio el valor de aceptarse y le estaría eternamente en deuda por ello.
-Te quedaste demasiado callada…- sus ojos se posaron sobre la chica frente a ella que bebía su té con elegancia, Cate le regalo una amplia y tímida sonrisa negando.
-Lo lamento, me quede pensando en…- Fue interrumpida.
-¿En el chico de tus pinturas? Tu hermano… Reggan-
-Si…- Su mejor amiga, Amanda, solía hablarle demasiado del joven de ojos claros al que había pintado infinidad de veces de tantas maneras diferentes, como si intentara descubrir todas sus facetas, conocerlo por completo, en el pasado ella creía que era una especia de amor platónico hasta que le contó sobre él. Cinco años después de conocerse seguía haciéndolo, justo como la primera vez, era como si el tal Reggan, que sonaba maravilloso en sus historias, jamás hubiera crecido, se quedo como el niño de trece años que se quedo en Transilvania. Le preocupaba su amiga, había sido como una hermana para ella todos estos años, su familia la conocía y la adoraban. En cambió sabía muy poco de ella, solo un poco más de lo que la mayoría podía ver pero eso no le decía nada, nunca se atrevió a llegar más lejos, por miedo y respeto, Stoker no era un apellido que se tomara a la ligera pero ella parecía en verdad ser completamente distinta, cuando su naturaleza saliera a flote, no quería tener que despedirse de su amiga.
-Está bien, te lo aseguro, por lo que me dices, que dejo de escribir, yo creo que es por la nueva escuela y todo eso, quizás hasta conoció a una chica y está enamorado, por eso no piensa en nada más.-
-¿Reggan enamorado? Eso sería maravilloso, sé que no habría nadie así de buena para él pero cuando la conozca o si ya lo hizo sé que debe ser asombrosa, hermosa y espero… que sea capaz de entenderlo y amarlo como nunca nadie lo ah hecho y estoy seguro de que él hará lo mismo, puede que sé un poco necio pero es un buen chico, muy leal, un compañero para siempre.
-Eso me pone en duda, te la pasas pensando en tu hermano al que no has visto por cinco años, ni siquiera sabes cómo se ve ahora, pero fuera de eso debes comenzar a pensar más en ti, no todo es estudio y entrenamiento- Tomo su mano con ternura- Diviértete, eres muy joven, eres hermosa, inteligente, debes comenzar a salir más, quizás conocer un chico- Dijo con una sonrisa insinuante que hizo que las mejillas de la menor se ruborizaran de golpe.
-No, no tengo tiempo y además, tú sabes que mi vida son las historias, la ficción, tengo expectativas muy irreales sobre el amor, sobre los hombres, prefiero quedarme con los héroes de mis novelas románticas, con sus aventuras, con sus vidas asombrosas, eso sí que es para mí.- abrazo su bolso con fuerza, aquel que iba lleno de libros, algunos de sus favoritos.
-Eso no es correcto, podrías buscar tus propias aventuras, convertirte en una heroína como en tus historias, vivir un romance como ningún otro, tienes todo para ello, solo te hace falta emprender el camino, recuerda que las caídas también son parte de la vida, no te arrepientas de nada, vive al máximo, forma experiencias, ten el valor de enfrentarlo todo. Te quiero y no me gustaría ver que un día, dentro de mucho tiempo me digas que te hubiera gustado pensar más en ti, eres la persona más solidaria y noble que conozco pero debes ser un poco egoísta, al menos piensa en lo que te he dicho hasta el momento, es un consejo de alguien que quiere verte feliz.
-Soy feliz…-
-¿Realmente lo eres?- La menor se quedo pensativa mientras bebía de su jugo observando los pastelillos sobre la mesa, alzo la mirada observando a sus otras dos amigas haciendo fotos con una cámara instantánea cerca de ahí.
-Lo haré… pensaré en tu consejo, gracias- Apretó su mano suavemente ocultando su miedo bajo una sonrisa llena de esperanza e ilusión. – Ahora vamos, no tenemos todo el día, hay que aprovechar el paseo antes de volver…-
*
Desde que llego a Beauxbatons todo fue completamente distinto, no tardo demasiado en adaptarse al ambiente tranquilo y de ensueño que se respiraba en los corredores del esplendido castillo que ahora era su hogar, si bien el castillo Vlad era un palacio era todo lo contrario, aquí todo tenía un toque mágico, como en las historias de princesas, príncipes y dragones que le gustaba leer, y no como un castillo al estilo Drácula o el doctor Frankenstein, en la época victoriana, pero no en el sentido bueno, en casa aun se conservaban costumbres muy arcaicas y sin sentido. Cuando fue sacada de ahí no sabía cómo sentirse, pero una vez fuera nunca regresó, solo habría una razón por la que volvería y él la quería lejos. Pensaba en todo aquello mientras mantenía la mirada fija sobre una frase en el libro que leía: “No hay nada que el arte no pueda expresar”- Algo que sabía que su madre creía firmemente, ella le enseño a apreciar la belleza en todas sus formas, le enseño a pintar y estaba segura de que si se hubiera quedado un poco más a su lado, le habría enseñado a ser tan fuerte como ella. El protagonista de aquel libro le recordaba de cierta manera a su hermano, un chico hermoso, que ocultaba profundos secretos que condenaban su alma, no conocía a Reggan, al igual que él no la conocía a ella, cinco años no pasaban en vano. “El mundo es muy grande y está lleno de gente maravillosa” – Aquella frase colocó una amplia sonrisa en sus labios, cerro el libro y lo abrazo con fuerza contra su pecho, lo guardo en su bolso que se colgó a la espalda y se levanto de su silla, mirando a sus compañeras que se quedaron inmóviles cuando notaron su expresión: -Es hora de regresar…- Interrumpió una de ellas -Regresen ustedes, yo volveré pronto…- En cualquier otra situación, Samantha no la habría dejado sola pero entendía lo que estaba haciendo así que solo asintió. -Vamos, las tres chicas emprendieron el camino de vuelta al lugar donde podían usar el traslador sin problemas, dejando a Catherine de pie en medio de la concurrida sala de té donde cada vez se reunían más y más personas, si había algo que a Cate no le gustaba era eso, y más los muggles, eran extraños, muy interesantes pero le incomodaban, así que tomó paso hacia la salida, sin poner mucha atención al frente termino por estrellarse con alguien que venía de frente, un joven, alto, con un hermoso cabello rubio y facciones aun mas bellas, ella se quedo inmóvil pegada a él solo mirándolo hacia arriba, era mucho más alto, quedo atónita sin decir nada durante unos segundos en los cuales todo a su alrededor desapareció y solo existían ellos dos, tenía una cara de sorpresa única, hasta que cayó en cuenta de donde estaban y el bullicio regreso a sus oídos, retrocedió inmediatamente dejando caer el bolso de sus manos, se ruborizo de golpe y se inclino a levantarlo exclamando con pena al levantarse: -Lo siento mucho, eh sido sumamente descuidada y mis pasos insensatos me han llevado a cometer esta falta. – Hizo una suave reverencia alzando la vista lentamente hasta encontrarse con esos ojos azules que le hicieron estremecerse- Disculpe…- dijo adelantándose para salir de ahí lo más rápido posible, quería correr pero se mantuvo firme, solo avanzando, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho, preguntándose si los príncipes lucían así, estaba segura de que no, ese chico no parecía un príncipe, parecía un ángel, un hermoso ángel del que ahora intentaba escapar.
*
La voz de aquel joven la había dejado consternada, era una voz tan hermosa que aun resonaba en sus oídos haciéndole una petición que no estaba en disposición de rechazar, mejor dicho no quería, luego cayó en cuenta de que él la había seguido y en realidad le pedía aquello, se giró mirándolo fijamente con asombro: -Que atrevimiento el suyo…- dijo exaltada, no estaba acostumbrada a hablar con chicos, en la escuela la mayoría eran chicas y los chicos de por ahí la evitaban por sus antecedentes, vivía con una constante maldición, su familia. Ella misma se había acomplejado a alejarse de todos para protegerlos, pero este chico, tenía algo diferente, algo peligroso, algo atrayente, aun no sabía que era pero quería descubrirlo, entonces las palabras de Amanda resonaron en sus oídos: Podrías buscar tus propias aventuras, convertirte en una heroína como en tus historias, vivir un romance como ningún otro, tienes todo para ello, solo te hace falta emprender el camino. “Se valiente” se dio ánimos a sí misma y suspiro volviendo los ojos a los contrarios- Lo siento, no estoy acostumbrada a hablar con chicos o personas fuera de la escuela pero… me encantaría poder disfrutar de su compañía esta tarde.- Ahora ella era la que se tomaba el atrevimiento de aceptar estar con un completo desconocido, pero algo en él la hacía confiar. Si su hermano la viera la mataría, luego recordó que no la había visto en cinco años y que poco le importaría así que con una sonrisa encantadora y las mejillas ruborizadas se acerco al extraño para caminar a su lado: -Soy Jade…- no había necesidad de decir más, no sabía si era un muggle o un mago pero no se arriesgaría a que se alejará de ella.
*
-No se disculpe, me cuesta trabajo aceptar que alguien quiera… pasar tiempo conmigo- dijo con una sonrisa apenada, su cara estaba completamente enrojecida por la vergüenza que le causaba comportarse de una manera tan tonta. -Darío- Repitió en voz baja acariciando cada letra con su dulce voz- Es un bello nombre ¿De dónde es? – dijo mucho más tranquila después de que su corazón desbocado se calmara un poco tras sentir el cálido tacto de los labios del mayor sobre su piel, mientras le seguía, en realidad ella conocía poco de la ciudad, solo sitios de interés general así que poco ubicaba de hacía donde se dirigían pero no protesto, le gustaba que aunque su comienzo fue un poco apresurado, era un joven con modales y elegancia, era encantador. – Le sorprenderá saber que llevo algunos años viviendo por aquí y conozco muy poco en realidad, gracias por ser mi guía ¿Es usted de por aquí? En caso de que no creo que perdernos juntos es una buena manera de tener una aventura- Cuando estaba nerviosa hablaba demás, Cate tenía los modales de una princesa cuando era el momento debido pero en circunstancias más relajadas se comportaba como una niña. Poco a poco la pequeña calle por la que andaban les dio paso a una zona sumamente colorida y concurrida, por las personas que entraban y salían de las pequeñas y grandes galerías, era maravilloso, París era una de las capitales del arte en el mundo y poco había tenido la oportunidad de adentrarse a conocer todo lo que esta ciudad tenía para ofrecerle, así que estaba emocionada, se acerco más al joven, tomándolo por el brazo en un cómodo abrazo mientras andaban por la calle- Esto es verdaderamente hermoso…- se aparto un momento corriendo, mientras giraba con sus movimientos de bailarina, disfrutando del entorno pero aun más, de ver al apuesto joven que la acompañaba.
*
-¿En serio? Oh! esta muy lejos de casa... ¿Que hace en París?- Él tenía algo, algo especial, que contrastaba con ella pero no sabía explicar, quizás era por su edad, él habría vivido muchas cosas que ella aun ni pensaba, y es que aunque no era una chica común disfrutaba de hacer cosas normales. salir con sus amigas, estudiar y soñar todo el tiempo, era como una niña de trece años, que no ansiaba crecer pronto. -Ahm... si, bueno... es que no tomó café, me pone hiperactiva pero si que me gusta el té- dijo asintiendo con una amplia sonrisa. Ni siquiera había pensado en el tiempo, por primera vez en su vida no le preocupaba meterse en problemas, se estaba diviertiendo como nunca, no tenía miedo o pena de ser ella misma por que el joven que la acompañaba la motivaba a serlo.
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Como niña obediente volvió a tomar el brazo del mayor siguiéndolo con confianza ciega. Algo en él la hacía no tener dudas de su bondad, aunque al igual que ella guardaban oscuros secretos en su alma.
-La conozco pero me gustaría escucharla de sus labios- un rubor suave apareció en sus mejillas- Si no le importa, sería mucho más instructivo que leerlo en una aburrida lección de historia.- Sentados en la mesa, a la tenue luz de la tarde todo parecía mágico, escuchaba atentamente al más alto imaginando todo aquello que le contaba, había visto las fotografías e imágenes pero nunca había pensado si quiera en la posibilidad de poder visitar un lugar como ese, estaría penado por las normas de la escuela, adentrarse en lugares tan riesgosos y peor, no atender el toque de queda, que por estos momentos estaba ignorando, la hora límite para su regreso al castillo estaba próxima, pero por primera vez en su vida no quería volver, quería quedarse a disfrutar de la compañía del príncipe de ojos azules que conoció apenas una hora atrás.
Cuando el mesero llegó pidió un té simple de lavanda, le encantaba porque era una infusión relajante y en momentos como estos, que su corazón latía con intensidad necesitaba calmarse, dos terrones de azúcar, y no dejaba de morderse los labios constantemente.
-Es una pena que aunque llevo cinco años viviendo acá nunca tuve la oportunidad de conocer lo que era vivir cotidianamente, mi escuela es muy estricta, solo puedo salir los fines de semana y por un par de horas, con mis amigas, me meteré en problemas por decir esto pero… aunque ya es tarde, me gustaría quedarme un poco más con usted y… ¡Que le parece si vamos a las catacumbas! ¡A verlas y explorarlas!- nunca pudo haber imaginado algo más bizarro, bueno, quizás si, pero lo impactante no radicaba en la idea si no en que podía hacerse realidad, en lo riesgoso que podía ser y en lo excitante que resultaba, era una aventura, y sentía como todo aquello que reprimió por años para mantenerse al margen y ser una joven dedicada y ejemplar ahora quería disfrutar del mundo, ser valiente, atrevida.
¿Qué pensaría su hermano si la viera ahora? Seguramente le tiraría una copa de agua fría en la cabeza por no guardar postura, o peor aún, por estar hablando con un muggle, pero Darío no era ordinario, tenía algo “mágico” para ella él era más poderoso que cualquier magia o hechizo, más poderoso que la amortentia o que sus propias habilidades, él robo su corazón, y eso le daba un poder absoluto sobre su mundo.
Desde que tomo la amortentia en la comida, sonaba cruel decirlo pero no había vuelto a pensar en Elysian y los sentimientos encontrados que tenía por ella, por el contrario, la falsa felicidad parecía crecer constantemente en su pecho, llegando a ser amenazante por lo radiante que lucía el joven Slytherin, despertando sentimientos en varias de las chicas del colegio que no podían evitar mirar al joven de rostro angelical ahora con una actitud de lo mas romántica, claro que no todas reaccionarían de la misma manera, ya que Maddie, la joven que le robó el corazón de primera instancia parecía ignorarlo por completo.
Obviamente no podía permitirse eso, Ree siempre fue alguien admirado, amado, a quien nunca le falto compañía, por ello no toleraba el rechazo, de ninguna manera, siempre conseguía lo que quería, por los métodos necesarios, fueran correctos o no, pero al sentir “amor” quería llegar a ser notado por ser el mismo que por forzarla u obligarla. Pero para su sorpresa y mientras se decidía entre cual atuendo usar para ir en búsqueda de su musa, algo comenzó a pasar en su cuerpo, sintió nauseas repentinas y un fuerte dolor en el vientre bajo, corrió hasta el cuarto de baño temiendo no alcanzar a llegar al lavabo antes de que el vomito se hiciera presente, pero tras un par de arcadas y un repentino mareo que lo hizo sentarse al borde de la tina, cerró los ojos presa de un fuerte dolor de cabeza, se sentía extraño, debilitado por un momento, su cuerpo se sentía extraño, todo en él estaba confuso, se levanto trastabillando y cuando su visión se aclaro se dio cuenta de que algo había cambiado.
Su ropa le que quedaba sumamente ajustada en el pecho, en la zona de los glúteos y en los muslos, pero por el contrario, le quedaba holgada en el abdomen, en la espalda, y sus zapatos demasiado grandes, aun más, su cabello había vuelto a crecer, aun más que cuando lo cortó la última vez… corrió hasta el espejo y casi se va de espaldas al mirarse, grito mientras se tocaba todo el cuerpo dándose cuenta de que su voz era completamente distinta, suave y aguda, comenzó a hiperventilar ¿Dónde estaba su cuerpo? Su hermoso y perfecto cuerpo había sido cambiado por el de una mujer…- Inmediatamente se quito el cinturón dejando caer los pantalones al suelo y luego los bóxers a toda prisa dándose cuenta de que absolutamente no había rastros de que fuera hombre, volvió a gritar esta vez mientras se sacaba toda la ropa quedando atónito con su reflejo. Si, era una mujer hermosa, demasiado, que en sus tiempos de Casanova habría disfrutado llevar a su cama, pero ahora todo era distinto porque alguien se había atrevido a hacerle esto. No entendía quien ni por qué.
De vuelta en su habitación, desnuda y asustada miró el suelo, en el que se había estrellado y roto la pequeña taza de porcelana con el café que Elysian le había enviado. Se quedo meditándolo un momento y cayó en cuenta de que ella había sido la culpable.
-Esa niña…- Se puso unos bóxers y como no estaba acostumbrado a llevar sujetador y se sentía tan tranquilo con su cuerpo solo salió así, con el cabello cubriéndole los pechos, en busca de aquella joven que se atrevió a meterse con lo más importante para él.
-¡Ya verás cuando te encuentre…!-
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||Privado|| Conociendo al amor de mi vida, por segunda vez. || El gran comedor || Reacción: 21/11/2016 || #MGCActividad #MGC_MOPS ||
“Es solo un niño inocente”
Como le encantaba a su madre decir aquella frase tantas veces, intentando evitar a toda costa que su pequeño hijo de tres años comenzara a desarrollarse en el peligroso mundo de la magia tenebrosa, su familia había sido un pilar fundamental para los propósitos del señor tenebroso varios años atrás, aun después de su caída ellos permanecieron, ocultos pero activos, buscando nuevas maneras de terminar con la paz y la calma que aparentemente ahora reinaba sobre el mundo mágico, que vivía en “armonía” con el mundo muggle.
Lamentablemente su madre no vivió demasiado como para hacer que aquellas palabras conservaran su sentido, Reggan creció como todo, menos como un niño “inocente”. Sin padres o alguna autoridad responsable que se hiciera cargo de él, recluido en casa, estudiando y conviviendo con personas de su misma clase se volvió una persona completamente irreconocible, algo que su madre jamás hubiera querido, se convirtió en un Stoker ejemplar. Y tan solo una semanas después de su decimo octavo cumpleaños asumió el titulo de nuevo jefe de la familia.
Pero ahora no podía estar más lejos de merecer ese título, de sentirse honrado por el gran compromiso que su familia le confió. No, simplemente no se sentía emocionado ni por eso ni por nada. Estaba tan deprimido que ni si quiera la muerte terminaría con su sufrimiento perpetuo en el más profundo de los infiernos.
Decidió dejar de pensar tanto en ello, había renunciado a Ely por amor, aunque eso significará sacrificar su propia felicidad, eso debía darle al menos algo de calma. El gran comedor estaba lleno de estudiantes cuando la cena apareció sobre la mesa, no tenía apetito pero algo le llamo la atención, todo parecía particularmente delicioso aquella noche, en especial el pastel de chocolate que tenía frente a sí, una única rebanada partida que tomó en un pequeño plato de porcelana, era de lo más particular, porque tenía un aroma único y fascinante, no el aroma común del chocolate que a todos parecía fascinarles, no, era algo más profundo e intenso que lo hacía recordar los buenos días de su niñez, el tiempo en que era inocente y a su primer amor verdadero, Elysian.
Lo probó, el resultado fue mejor de lo que esperaba, simplemente perfecto, inmediatamente su cuerpo se llenó de un sentimiento particular, su corazón se aceleró y sus mejillas se ruborizaron, estaba excitado, emocionado, comenzaba a sentirse mejor, alzo la mirada, en busca de quien fuera la dueña de todas esas emociones que lo invadían, allá, en la mesa de los cuervos estaba Ely, pero no la observaba a ella, aquella hermosa joven de ojos claros, piel pálida y semblante tranquilo, con la inocencia a flor de piel, ella de quien desconocía su nombre pero debía ser precioso al igual que su personalidad, fue “amor a primera vista”.
Claro que no tenía ni idea de que la comida aparentemente inofensiva contenía una poderosa pócima de “amor” y no era consciente de que todo lo que sentía no eran más que ilusiones falsas, que manipulaban su cuerpo y mente de una manera cruel. Lo supo cuando se levanto a toda prisa para ir a presentarse, pero de inmediato tuvo una sensación conocida, bajo la mirada y volvió a sentarse de golpe.
¿Cuándo fue la última vez que estuvo con una mujer? Desde su llegada a la escuela. Era demasiado para quien acostumbraba tener “fiestas privadas” varias veces por semana, no se había dado el tiempo necesario para notar los cambios que su cuerpo estaba sufriendo a causa de la abstinencia, se puso su capa y salió a toda prisa del comedor, de vuelta a su habitación con el único pensamiento en mente de que pronto conocería a la hermosa chica de ojos azules que le robo el corazón a primera vista.
Sacudió un poco su cabello haciendo que varias gotas de agua se precipitaran hasta el suelo. Desabotono sus pantalones y bajo la bragueta justo a tiempo para escuchar la tenue voz de Ely diciéndole que no estaba lista para estar con un chico ¿A qué se refería? La mente de Reggan estaba tan distraída que su última idea fue que ella se refería al sexo, cuando llego a esta conclusión sus pantalones ya estaban en el suelo y sus mejillas más rojas que nunca.
¡¡QUE!! Jamás creyó que Ely pudiera malinterpretar la situación, además Ree no lo haría con una chica inconsciente, al menos no su yo del presente. Se sintió expuesto, como si ella hubiera tocado una fibra sensible en él con ese tema respecto a ambos. Era como hablar de un tema del que no se sabía nada, y es que Reggan, en su inmenso amor por Ely no había imaginado ese momento, porque sabía que cuando llegará sería completamente mágico, luego de eso pasaron tantas cosas que esto lo tomo por sorpresa.
Rodeo a la cama y se acerco a ella:
-Ely, eso no es lo que sucede, te desmayaste y te traje a la enfermería, tu ropa estaba empapada y la enfermera me dijo que te quitara la ropa… o quizás solo lo imaginé- Eso lo dijo en un susurro, aun no entendía que había pasado.- Así evitarías un resfriado, yo también estaba empapado así que hice lo mismo.- se sentó al borde de la cama hablándole con paciencia y delicadeza- ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? No tendrás algo de fiebre…- extendió su mano rosando la frente de la menor que bajo acariciando su mejilla, sin poder dejar de mirarla, era como si ambos recobraran la vitalidad que tanto necesitaban.- Ely… cuando te desmayaste dije algunas cosas que… lamento todo lo que te hice pasar, que te amo incondicionalmente y que siempre voy a luchar por ti, con mi vida, soy tuyo, lo dije una vez y eso nunca fue un engaño, te pertenezco absolutamente.