Ah, Yeah, Shure, My New Hyperfixation

Ah, yeah, shure, my new hyperfixation

Yes, monkey rickrolls you 👉👉

Doble personalidad. 【URSS x C.C】

“Gracias por esperarme”

El odioso sonido del despertador resonó por la habitación de Luciano. Para el chileno, no existía peor tortura que levantarse en plena madrugada, y sobretodo, un día sábado. La grandiosa idea fue del soviético y su afán por la puntualidad, sin embargo, podría decirse que la culpa también recaía en Luciano por no ser capaz de responderle un: No.

No se levantó de inmediato, aún tenía mucho sueño y no quería abrir sus ojos, por lo que solo estiró su brazo e intentó adivinar en dónde estaba ese horrible aparato. Comenzó con una búsqueda cuidadosa, pero a medida que el tiempo pasó y no obtuvo resultado, dio golpes aleatorios por toda la mesa.

Finalmente lo encontró, aunque para su mala suerte terminó por botarlo al suelo. Ahora el sonido parecía estar intensificándose cada vez más, y eso le ponía de nervios.

—…conchetumare, que mala cuea —susurró antes de levantarse de la cama. Aún estaba oscuro, por lo que no logró observar con claridad hasta que encendió una pequeña lámpara que yacía en la cómoda. Entrecerró sus ojos un momento y luego apagó el maldito despertador de una vez por todas. Se sintió aliviado, no obstante, su tranquilidad duró poco. Muy poco.

Observó la hora, e inconscientemente llevó ambas manos a su boca. Madrugar no era lo suyo, él lo sabía muy bien, pero ¿en serio?, ¿realmente se equivocó al poner la alarma?

—Una hora tarde —mencionó en voz alta, sin saber si estaba temblando por frío, o tal vez por miedo —Urss me va a matar… —aceleró el paso y comenzó a vestirse, rogando porque aquel ruso no se haya cansado de esperarle.

Arregló su cabello una última vez y salió de su hogar, teniendo la diminuta esperanza de encontrar a Urss en el lugar citado. Caminar parecía ser la manera más lenta y tediosa de avanzar, por lo que empezó a trotar lo suficientemente rápido, aunque sin necesidad de correr. Una vez que llegó al parque se detuvo inmediatamente, se inclinó hacia adelante y apoyó ambas manos en sus rodillas, con la intención de recobrar el aliento.

—Demonios, —maldijo entre jadeos, sintiendo que su respiración ya no daba más —definitivamente… n-no estoy… hecho para h-hacer…ejercicio —suspiró agotado.

Luciano se recuperó a los minutos después. Lo primero que hizo fue levantar la mirada e inspeccionar el lugar, deseoso de ver al hombre alto y de expresión seria. Como creyó desde un principio, Urss no estaba allí, y aunque no quisiese admitirlo, eso le dolió en lo más profundo de su ser.

El chileno sintió la necesidad de llorar, de desahogar sus penas y reflexionar en lo torpe que fue. Se dejó caer en una banca cualquiera, en la más desolada para su gusto, y allí, comenzó a derramar incontables lágrimas.

—Luciano, finalmente te encontré —se oyó la voz prepotente del mayor, asustándole al aparecer por detrás. Urss dejó escapar una sonrisa al verle de esa forma, sonrisa la cual borró al percatarse de las visibles lágrimas en los ojos del contrario —¿Luciano? —El soviético se sentó a su lado, dispuesto a escuchar el porqué de su llanto.

El de cabello trenzado secó las lágrimas con su polerón, miró directamente a Urss, intercambiando miradas con él, y sonriente dijo: —No es nada, señor Urss. Estoy muy feliz porque me esperó —entrelazó sus manos con el más alto, sintiendo sus mejillas arder —Estoy… muy feliz —volvió a decir, sin dejar de sonreír.

Desde el punto de vista de Urss, Luciano se veía como un lindo retoño en plena primavera. Un pequeño y delicado retoño que necesitaría de su protección, y que por supuesto, él estaba dispuesto a brindarle. Le devolvió la sonrisa, y sin romper el contacto entre ellos dos, acarició la mejilla del menor, creyendo fielmente en sus palabras.

Mantuvieron una plática tranquila, como solían hacerlo cada vez que se veían. Luciano hablaba y hablaba sobre cosas que le fascinaban, llenando de conocimiento al soviético, quien le oía con atención. En un momento dado, Urss se levantó de la banca, causando algo de confusión en C.C.

—¿señor Urss? —Cuestionó desconcertado. Ladeó la cabeza hacia su costado, esperando una respuesta por parte del mayor.

—necesito ir al baño —explicó sereno, permaneciendo con su característica expresión seria —volveré enseguida.

El latino asintió ante la idea —está bien, yo me quedaré aquí, esperándote —musitó afable. Urss revolvió el cabello de Luciano sin tanta intensidad, para luego marcharse.

El silencio era estremecedor, en especial por lo desolado del lugar. Aquello le traía recuerdos a Luciano, recuerdos que desearía olvidar, pero que lamentablemente, por insistencias del destino, los mantendría siempre en su memoria.

Por acto de inercia llevó ambas manos a su cabeza, le estaba doliendo bastante y no sabía el porqué. Poco después, sus manos descendieron hasta llegar a su cuello. Su respiración se volvió lenta, incluso más lenta que la vez anterior, y eso le asustaba. Se estaba quedando sin aliento, y si seguía así se desmayaría muy pronto.

En un moviento brusco retiró la bufanda que solía llevar consigo, la arrojó al suelo y acto seguido él también se dejó caer. Arrodillado, comenzó a pensar en Urss, y en lo lindo que se vería con varios cortes en el rostro.

—…No. ¡No, no, no, no! —gritó desesperado, captando la atención de alguna que otra persona que pasaba por allí. La mayoría le ignoró, pese a verle en ese estado.

Sus pensamientos empeoraban a medida que el tiempo pasaba. Ahora no solo deseaba ver cortes, sino que le apetecía verle sufrir, o quizás quería… verlo muerto.

Se quedó estático, sufriendo y gritando internamente, sin saber cómo podría controlarse en cuanto llegase Urss. Se sentiría culpable si le hacía preocuparse, se sentiría culpable si lo lastimase sin darse cuenta.

—Luciano, ¿qué haces en el suelo? —inquirió una voz conocida. Miró hacia atrás, encontrándose con el más alto, quien le veía extrañado.

—Eh… Yo… estaba buscando algo que perdí —Mintió a la brevedad —pero, ¡pero ya lo encontré! —exclamó volviendo a la normalidad.

Urss se encogió de hombros —sé más cuidadoso la próxima vez… —aconsejó, acariciando el mentón de Luciano —Vamos por algo de comer, ¿de acuerdo? —apartó su mano, fijando su vista en el más bajo.

—Sí… Tú adelantate mientras yo recojo mi bufanda —Fingió una sonrisa. Luciano sabía que la debilidad del soviético era una linda sonrisa, y sobretodo si era la suya. Como lo tenía previsto, el mayor asintió y comenzó con su caminata.

Con la bufanda en mano aceleró el paso, quedando a poco centímetros del ruso. Aún seguía detrás de él, y eso le generaba una extraña sensación que pensaba haber olvidado. Poco a poco fue acercando su mano, a punto de hacer algo de lo que se arrepentiría después. Afortunadamente logró detenerse a tiempo, pero eso no le dio satisfacción en lo absoluto.

Realmente no debió haberse controlado.

El día en el parque fue un completo éxito, o al menos eso mencionó el soviético de camino a casa. Luciano le ofreció al ruso una pequeña cena, solo los dos, y eso pareció agradarle al contrario. Entre risas y una buena charla el viaje se les hizo corto a ambos.

—Pase señor Urss —C.C se hizo a un lado, dejándole un espacio al aludido para que ingresara a su hogar. El lugar era más grande de lo que se imaginó, y la expresión en su rostro lo demostraba de mil maneras.

—Vaya, es muy grande como para vivir sólo —Comentó sin pensarlo mucho. El chico se detuvo y una mirada de tristeza surgió en su rostro. Como estaba de espaldas, Urss no logró percibir dicho cambio.

—Sí, pero no estará tan vacía dentro de poco —balbuceó para sí mismo, con un tono de voz que el mayor no pudo identificar.

—Disculpa Luciano, ¿qué dijiste? —al no entender sus murmuros decidió preguntar. El de cabello trenzado giró sobre sus talones, sonriendo una vez más.

—Nada, nada —contestó —si quieres, puedes ir a ver mi habitación. Está en el segundo piso, la primera habitación a mano derecha —Realizó una pausa antes de seguir hablando —mientras tanto, yo estaré en la cocina, preparando algo de comer.

Urss asintió y subió los escalones. No quería admitirlo pero, sintió un escalofrío antes de abrir la puerta. Finalmente se armó de valor e ingresó al cuarto de Luciano, sorprendiéndose al ver el desastre que había en él.

—Creí que sería más ordenado con sus cosas —comentó en voz alta, sabiendo que nadie le escucharía. Libremente soltó una carcajada, y antes de seguir inspeccionando la pequeña habitación oyó la voz del chileno.

—¡Señor Urss, lo necesito un momento acá abajo! —frunció el entrecejo por un corto lapso, la voz se escuchaba demasiado cerca, y eso no tenía lógica. Dejó esos pensamientos de lado y salió del sitio, cerrando la puerta tras de sí.

Se dirigió a la escaleras, sin embargo, antes de pisar el primer escalón algo lo golpeó directamente en la cabeza, dejándole adolorido. Lo último que vio fue a Luciano con un bate, acariciándole la mejilla.

—Tranquilo señor Urss, todo estará bien. Gracias por esperarme en la mañana… —susurró.

Urss sería suyo.

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straws-m

6 years ago

Nop! no me olvidé de los dibujos :´v se cortó la luz y no pude hacer más que bocetos xd

pero como soy buena (? WIP!!!

querida @pewpinkiepie teneme un poquito de paciencia xD <3

Bien (? Volví xd

Tengo algunos datos canon, so....

Por donde quieren empezar a saber? Xd

*Gustos

*Su problema y Riesgos

*Crush (?

*Pasatiempos

*Comidas

*Cicatrices

*Otros

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straws-m

6 years ago

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straws-m

5 years ago

Te imaginas anda Luciano bien shido pensando en URSS y que quiere que le de lov y mas cosas 7w7, y derrepente llegue URSS por atras y escuche a Luciano y que se le quede escuchando todo y después de un rato esta como "Luciano dios santo". Kajskajska, srry, ¿meper d0nas?