Lun., 19 de jun. de 2023
Suavemente: de manera suave, con dulzura, sin levantar el tono de voz.
Ojalá estuvieses acá, Eloise. Y me hubieses acompañado a todos los lugares donde fui feliz.
Tomaste de la mano a la tristeza y te la llevaste suavemente() de mi lado.
Creo que, al final, lo he entendido. Si mañana pesara más tu recuerdo, estoy segura de que este no sería el primero en escapar por la gran ventana del olvido; sino, que, aunque se estuviera cayendo el mundo, y dijeses que sólo fue un deseo y que no puedes volver a quedarte, aunque la tristeza regresara a mí, ella vendría con una habitada expresión única de felicidad. No sé qué le haces a los corazones tristes, pero el mío volvió de tu lado con una auténtica sonrisa. Creo que, al final, lo he entendido: estar contigo es como estar con dios.
Quiero acompañarte a todas horas, ser un fantasma en tu corazón; respirar y beber de ti como un canto de esperanza, una unión inseparable y no una alternativa posible. Ya fui hija del silencio, del viento, del tiempo y de cosas amargas, lentas y voraces; pero que tú me expliques y que yo no te entienda es suficiente argumento para volver a ti, a este encuentro, donde imagino que no te vas y yo voy detrás de ti, porque ya no hay refugio en la soledad, porque el único tratamiento acaso para alguna (in)compatibilidad sigue siendo este amor violento que siento por ti.
Estoy en la proyección de una película. Y mientras los créditos aparecen, una señora conversa sobre su llegada a Lima en el año ochenta y siete; que toma pastillas para la presión; y que ha visto rayas o pastelillos en algún lugar hermoso del mundo. Una conversación típica de madres. Una reunión de recuerdos evocados, algunos borrosos y otros tan vívidos e irrevocables para el corazón. Voces por todos lados pero ninguna trascendental. Porque, aunque no encuentro la tuya, toma más fuerza que nunca dentro de mí. Vuelvo a ese recuerdo, a ese día, donde frecuentamos a los dioses y ellos nos devolvieron la sonrisa por primera vez. ¿Recuerdas? Yo lo recuerdo, casi como si lo hubiese vivido ayer y mi tristeza ya no quisiese dejar de sonreír(…)
Y si llueve ... y no me doy cuenta?
(...) Ojalá que mirarte Y que te enteres Y que mi mundo se venga arriba coincidan con el gusto de algún dios enamorado que proclame de las ruinas victoriosas el altar para su templo.
Enero de 2020
Oh, Dios, yo sé tu nombre pero no te conozco; yo sé su nombre pero no la menciono.
Junio de 2017
Es mi pena la que cae entre esta tarde y la siguiente, entre esta noche y la que viene, entre estos días donde no vienes.
Sáb., 26 de dic. de 2020
Hay días que se cuentan solos, que no se pueden resistir y nos hacen sonreír por una muchacha. Ay, muchacha de mi vida, selva viva y fuego del alma, yo suspiro el mundo entero cuando te veo pasar. Me crecen nuevas flores en cada lápida de mi corazón, brotan de repente tallos elegantes, tiernos y rebeldes que se envuelven con los aires suaves de tu sonrisa, y hacen gritar al camino: Por acá está pasando la verdadera vida.
Dom., 14 de agto. de 2022
08:20 p. m.
Por cada corazonada, tengo tallado un sentimiento; por cada encuentro, tallada una sonrisa; por cada paso sin ti, tallado un abrazo; y por cada dolor, iré tallando mi alma…, en sangre y músculo para ti.
“Hay un niño dentro que convive contigo, tú no puedes llorar porque has aprendido, pero ese pequeño jamás aprende, porque siempre se aprehende de los sueños y vive más con el corazón que tú con los desaciertos que has tenido. A él nadie lo consuela, pero llega un momento donde su llanto es incontrolable y tú no puedes hacer nada para callarlo. Es la voz frágil que mora con la inocencia…”
— Firthunands
Dom., 20 de dic. de 2020
Voy a seguir diciendo recuerdo para evocar la infancia; seguir gritando te amo para espantar al miedo y no al amor. Voy a seguir deslizando mis pasos para dejar atrás todas las dudas y continuar esculpiendo con paciencia mi vida entera. Sé que voy a seguir hablando mucho sin tener que hablar realmente, aunque sepa que el mejor silencio es el que se descubre siempre en el corazón. Tan necesario, dulce y azul como la convergencia eterna de los mares. Sentir que empieza a cobrar fuerza la voz para no dejar ir lo que realmente importa; que se me escuche el quédate mientras continúo la senda de la vida, porque al adiós no le brillan tanto los ojos como a mí. Contigo interpreto mi mejor papel en la obra de la vida. contigo descanso del amor si es que resulta que tu historia y la mía... «no».