Miérc., 6 de jul. de 2022
7:20 p. m.
No será suficiente. Más aún: sé que verte nunca será suficiente. Hoy ya no es hoy, sino mañana. Hoy, no cruzo esa puerta si no es para ir a los cielos o, en su defecto, para irme de una bendita vez a los infiernos.
Vier., 21 de oct. de 2022
Tu boca pronuncia, se mete en mi pecho, me parte, me cuida, pero no hiere. Se desliza(), sin permiso, como un pequeño nudo o un precioso agobio. Incluso, si el amor es un espejismo, eres esa costumbre que no puedo arrancarme del corazón de un solo suspiro; si es que yo no soy para tanto y tú eres para todo. Tanto que olvido la dirección del tiempo entre las calles y doy vueltas() esperando encontrar lo que nunca quiso ser encontrado, pero, aun así, no se resiste. Tú boca pronuncia, tan real y pura, la totalidad de tu sonrisa y a mí me devoran los latidos. Algún día, un fatídico fallo cardíaco detendrá mi corazón, pero tú, tú seguirás acá, a un ladito del alma, latiéndome…, y siendo tan inmortal como el mismísimo tiempo.
«Por inercia ha prendido el televisor para escuchar el noticiero madrugador, pero tan temprano que la pantalla se ha llenado de esa zumbadora tormenta de puntos luminosos que parece descargar toda la reprimida violencia eléctrica del aparato cada vez que no hay nada en el aire. Las imágenes en el aire ocultan la violencia de la misma forma que la distancia lo hace con lo que Luciano ha terminado por llamar "paisajes-conceptos". tiene la certeza de que ver a Lima desde su ventanal o al Perú desde un noticiero es totalmente distinto a estar pisando esos lugares, pero eso es algo que lo indigna cada vez menos o, en todo caso, se acostumbra convivir con la indignación cada vez más. Época pre-electoral y ya no sabe ni por quién votar: en el banco no hay con quien conversar seriamente de política.
Al cortar el pan de desayuno, no mucho tiempo después de haber desenterrado la cabeza de la almohada, piensa que ella lo ha vuelto a saludar desde los tiempos y los lugares sin nombre. La austeridad lo hace tener sueños extraños y recuerda que al despertar ha intentado odiar algo sin poder odiarlo porque las cosas ahora son como tienen que ser. Sonríe mientras se peina frente al espejo con sus ojos bien puestos sobre sus propios ojos(los únicos que pueden devolverle el fielmente invertido reflejo). Alistándose para el mundo, como tantos otros frente a sus espejos, se ve como dentro de otro marco conceptual, pensando que un héroe se puede formar a partir de una extrema debilidad de carácter, de esa debilidad del que quiere ser algo pero se demora en conseguirlo.
La imagen de la muchacha de los lugares y tiempos sin nombre vuelve interrumpir sus reflexiones con una sonrisa tan franca que hace los paisajes- conceptos rectángulos solemnes y ridículos. Encuentra raro toparse una y otra vez con esa mujer soñada porque el amor es algo terrestre, algo tan dentro de un lugar específico, un encierro que lleva a través del delirio del orgasmo a las zonas de lo atemporal y lo confuso. Pero esa mujer lo llevas a zonas con solo mirarlo, como asegurándole que hay otros caminos para vivir el amor. Luciano vuelve a rascarse las nalgas mientras observa desde el ventanal los techos que ocultan espacios.
Después de todo es el mismo aire para todos, es el mismo aire fresco ante el que se puede cerrar los ojos y el amor se hace tan presente que se puede respirar (no suspirar, como diría algún romántico, sino aspirar, tomarlo como un elemento más del entorno para trabajarlo en beneficio del propio sentimiento). Alimentado de mañanas despejadas como ésta, debe trabajar para recuperar el terreno perdido del amor.»
Melvin Ledgard. Los sentimientos de Luciano
Marzo de 2022
Me respira en el corazón. Inhumana. Dejándome melancolía.
Enero de 2020
()Y es ahí cuando uno acaba por entender...que los sentimientos arden incluso antes de tocar el mar de la razón. Y eso me seguirá pasando hasta que mis ojos, mi razón y todos mis sentidos, en caída azimutal hacia la muerte, dejen por fin de creer en fantasías de nubes y lloviznas accidentales.
Enero de 2020
Las aguas del río… Las aguas del río me sonríen, y yo, al mirarlas fluir, enternezco hasta el llanto. El corazón del campo… El corazón del campo me sonríe, y yo, con los ojos cubiertos y llenos de todo ese amanecer, le sonrío. La ciudad de Lima… La ciudad de Lima me sonríe, y yo… Las gentes del centro… Las gentes del centro no sonríen y yo, ante la indiferencia de sus miradas, les sonrío.
Enero de 2020
Oh, Dios, yo sé tu nombre pero no te conozco; yo sé su nombre pero no la menciono.
¡¿Qué carajo le pasa al mundo?! No tengo que encontrar una respuesta, pero yo no tengo misiles para él, solo tengo el corazón en la mano y no estoy pensando en si hacerlo arder o no. Han pasado nueve días y ya he olvidado el principio. Incluso así, todavía creo que nos podemos resolver bien (…)
Lun., 8 de agosto de 2022
6:21 p. m.
Me invento, entre diccionarios, indicativos y subjuntivos, maneras tontas para extrañarte. Es un pasatiempo absurdo pero generoso. No son pretensiones groseras, solo cosas de un peregrino analfabeto que, cada noche, lleva a pasear el sentido y, por casualidad, da contigo. La pluma brinca, el papel cubre el rubor de las palabras y yo me largo a llorar a los brazos de un niño alado. No es posible el descanso cuando eres el impulso que a mi noche enciende. Hay tantas palabras, ecos y silencios, tantos amaneceres, ocasos y universos, tanta diversidad, profundidad y simpleza, tanta nada y existencia, tantos fotogramas, fotografías y recuerdos que me gustan tanto como tú. De otra forma, no sería posible mantener mi corazón caliente ni acompañado, ni siquiera vivo. Y aunque tu ausencia desacompañe mi silencio hoy, como un astro de esperanza, siempre renaces en mi más tierno pensamiento, en lo implícito, lo simple y lo irrepetible de mi más tierno pensamiento.
P. D.: Te admiro infinitamente.
Tanto tanto es todo que casi tanto tanto es nada (si estás tú)
Junio de 2017
Mi pensamiento se derrama como la llovizna de cada mañana y la felicidad está impidiéndome llorar.
“Todo aquello que no soportamos en este mundo, un día lo encontramos en una persona, y lo amamos de golpe.”
— Djuna Barnes, Nightwood