zombies
No te lo tomes personal, yo suelo alejarme de todo(s) cuando estoy mal.
Alaska
Undertaker by Artem Demura
El sexo es el juego más simple que existe, para ser razonables, es el más sencillo. La metes y la sacas, lo sacas y lo metes, sube y baja, baja y sube, media vuelta y otra vuelta, no hay árbitro, aficionados echando porras (a menos que sea una despedida de soltero), no hay marcador, puntos, pero siempre, y por decisión de ambos, en la mayoría de los casos, se llega a tiempo extra. Otra de las ventajas del juego es que no necesita uniformes, cascos (bueno, de vez en cuando de látex), zapatos especiales o señalamientos. Es el único juego donde nadie gana, a no ser que uno de los dos terminé muy pronto y no esté dispuesto a ayudar a su contrincante a empatar. Luego de practicarlo un tiempo muchos tienen la idea de que para hacerlo más interesante hay que ir poniendo reglas, como:
¿Nos vemos antes para salir a cenar?
¿Pasas por mí después del trabajo?
Llevar un detalle antes del encuentro
Comenzar a contar intimidades
Hablar de planes a futuro
Prometerse amor para no sentirse tan insensibles
Comparar virtudes inventadas con otros competidores para demostrar quién tiene el mejor juego
Y cuando un juego se llena de reglas, se vuelve un sistema, y lo sabemos, todos andamos huyendo de los sistemas.
El libro tinto para charlar con el que no vino, Quetzal Noah
“Todos tienen algo de lo que no prefieren hablar nunca.”
— Kev (via here-is-the-food)
Minninaw
William Moll. 1. Bórgicas y Pachecas.
De dónde soy confiar no es bueno. https://www.instagram.com/p/B2Pfh64h8Ro/?igshid=gz42jidels6x