No Quiero Tu Permiso Ni El De Nadie Para Pasármela Bien.

No quiero tu permiso ni el de nadie para pasármela bien.

Que mi hedonismo sea un acto anarquista y revolucionario.

More Posts from Camaleondeplastilina and Others

8 months ago

Noches como estas

Me recuerdan que

Lo que para uno es magia irrepetible

Para otro es una dosis más de la misma droga

Noches Como Estas

Tags
8 years ago

Aquello que permanece

Recuerdo la primera carta que te escribí. Era un día soleado, en el cual el aire estaba invadido por el  canto de gorriones y el ladrido de algún perro. Mi gato acechaba ronrones en las esquinas y el calor aplastaba mis brazos contra el escritorio. En mi mano la libreta sobre la que tantas veces había redactado. Un lápiz negro se deslizaba entre mis dedos, con el número 2 impreso en la madera y el borrador entre la ansiedad de mis muelas. Mis ojos bailaban sobre cada letra, cada signo. Desde la capital de cada oración hasta el desenlace en forma de punto. Mi corazón latía como perdido, confundido. Sin saber si era un error embriagarse de amor o si la mente era una irrazonable, que pensaba demasiado acerca de asuntos sobre los que no tenía el control. Un temor hacía temblar cada musculo de mi garganta. Tenía tanto que expresar que no había palabras que soportaran el peso de tantas emociones. No sabía ni que quería decirte. Contuve el aliento, pero este se amotino en mi contra y escapo como un doloroso suspiro. Forcé una lágrima desde la comisura de mis ojos, pero estas se negaban a salir y se volvió a escabullir a través de mis labios. Que tímidos eran mis sentimientos en aquel entonces. Un viento rebelde se deslizo entre las hojas de algún pino cercano y las hizo silbar. Uní mis dedos en una plegaria sobre mi cara. Sin saber si ya te amaba o me odiaba por sentirme de esta manera. Así de complicadas son las emociones en mi alma. Gotas de lluvia comenzaron a regarse sobre el suelo, a rodar por las paredes y a deslizarse sobre las ramas de los árboles. Mientras las gotas de mis ojos seguían en huelga, negándose a presentarse a trabajar. No sé cuánto dure en ese trance, ni cuál  fue el impulso que consiguió hacerme salir. Solo sé que te escribí una sinfonía caótica y espiritual, que jamás llego a satisfacer todo lo que quería lograr.

La hoja se fue haciendo vieja. Se arrugo y se manchó, la tinta de las letras se corrió. Los sentimientos plasmados envejecieron y algunos murieron. Pasaron los días y los meses, meses en que mis emociones por ti solo crecieron, hasta que lo nuestro adquirió un cáncer terminal y fue muriendo lentamente, sin que ninguno pudiera rescatarlo. Y aquí me tienes otra vez. Sentado en el mismo lugar. En un día que quiere llorar y no puede, en que los gorriones ya han muerto y son sus hijos o sus nietos, los que invaden el aire con sus voces. En que el perro se ha quedado sin voz y a mi gato le han crecido canas, si es que sucede tal cosa. El lápiz negro se acorto tanto que tuve que cambiarlo y nuevamente el borrador se consumió por la ansiedad. Tuve que comprar una nueva libreta, pues la vida dio tantas vueltas que se agotaron las hojas. Las hojas de los pinos, sobre las que silbaba el viento, se secaron y cayeron y fueron reemplazadas. Y ese amor con el que tanto peleaba, que tanto me atemorizaba y por el que tanto quería llorar se quedó. Finalmente las lágrimas decidieron ponerse a trabajar y cayeron y vuelven a caer cuando la herida hace contacto con un recuerdo. Han aparecido nuevas heridas y nuevos rostros me han llevado a escribir. He plasmado más batallas emocionales en una hoja de papel. Y el amor que siento por ti no se ha desvanecido. Es un constante compañero de mi batalla contra la vida. Dejo de ser mi amigo hace ya mucho tiempo y finalmente hicimos las paces en algún momento. Pero jamás me abandono. Acá sigue, a mi lado, preguntándome si se de ti.

atte. Apolo

8 years ago

El fin del infinito

¿lo sentiste? ¿Al morir, lo viste? Siempre he considerado que la belleza de lo efímero yace en que el dolor que produce el final, solamente realza la hermosura del momento. los humanos siempre tan enamorados de la tragedia. Estarás de acuerdo conmigo al decir que fue una muerte dulce y suave, como el batir de alas de un colibrí. Pero debo decirte que no la considero una muerte limpia, la manera tan política en que lo manejamos, como dos rivales que se conocen tanto que toda contienda está destinada al empate, me resulta repulsiva. Ese momento en que convertimos el vínculo en negocio y nuestra delicada y sobrevalorada estabilidad se convirtió en prioridad. Allí fue cuando el tumor se convirtió en maligno y la fecha de caducidad fue impresa. Algunos dirán que resulta deprimente pensar en tanto tiempo invertido, en tanto esfuerzo, tanto llanto, tantos momentos, tanto valor, tanto cariño, tanto daño, tantos secretos. Tanto que hicimos para terminar convirtiéndonos en dos extraños que se conocen demasiado bien. A mí me parece que fue una inversión que valió cada pequeño gesto. En su momento fue mi pilar de salvación. Efímera pero necesaria, como todo en la vida. ¿Qué es infinito sino el cambio, cuando todo lo que es se convierte en algo más y no tiene otro destino más que ese? Progresa o muere, crece o disminuye, pero siempre existe. La verdad es que no puedo evitar que el olor a pasto en el viento me haga pensar en aquellas tardes sentados sobre alguna colina, observando el atardecer como si nuestra juventud fuera eterna. No puedo evitar extrañar aquellas noches desprovistas de sueño que llenábamos de un dialogo cómico y existencial. Escucharte llorar llego a ser una experiencia más íntima que la que trae el sexo a los amantes. Dime que tu no piensas en el dolor que compartimos al ver una orquídea. Dímelo y sabré que estas mintiendo. Si seguiremos entrelazados como gotas de lluvia cayendo sobre un charco, uniéndose en círculos concéntricos perpetuos, es verdaderamente incierto. Quizá permanecerás como una sombra en mi rostro, debajo de la comisura de mi sonrisa. Como una ojera que no me abandona, de aquel descanso que siempre me hará falta. Al final lo inevitable que tanto quisimos evadir nos atrapó. Esos cambios contra los que tanto luchamos juntos nos alcanzaron y nos cambiaron a nosotros también. Tú ya no eres esa niña que me hacía querer llorar cuando caía y era incapaz de admitir que le dolió. Yo ya no soy ese niño que no podía decir que no al momento de amar a alguien. Tú te has convertido en la incertidumbre del mismísimo océano y yo no soy más que un cobarde, que construyo una fortaleza rodeada de murallas para no ser tocado otra vez. Dime que no te produce al menos soltar un suspiro saber que esos días en que nos sentíamos infinitos se acabaron. Dime que no sentiste un escalofrió al darte cuenta que llego el fin del infinito. Atte. Apolo.

Soy una constelación de momentos tristes

De besos sinápticos, con los labios divididos por espacios que no podian cerrarse.

Solo un intercambio de aliento en la oscuridad.

El equivalente a dos personas soñandose mutuamente en la misma habitación, quizá hasta en la misma cama, soñandose con los ojos abiertos, soñandose hablando dormidos, soñandose en pleno sonambulismo, soñandose y no pudiendo despertarse para hacer los sueños realidad.

El frío es la ausencia de calor de la misma forma en que mi nombre es la ausencia de la permanencia.

Mi nombre es el sinonimo de temporal.

Se escribe con P de: Pudimos vivir tantísimo más juntos pero tenía que marcharme.


Tags
8 years ago

Cajetilla

Encendimos uno, uno para los dos, compartiendo. Inhala, pásalo, pásamelo. Quémame, sonríe. Era eso lo que existía. Lo que tenía. Mi fragmentado corazón, hecho pedazos. Tus agónicos sueños, confusa. ¿Qué quieres tú? ¿Que buscaba yo? ¿Compañía? Acompáñame a perderme. Y ardía, consumiéndose. Sonreí. Te veía y tus ojos me contaban la historia de tu vida. Me observabas buscando respuesta y mis ojos te respondieron. Se quemó hasta la colilla. Y la sensación se propago entre nosotros. Reíamos y reíamos, como drogados, pero más que el tabaco, fue la compañía. Lloramos, sin lágrimas y en silencio. Y las arenas del tiempo seguían cayendo. Los hilos de nuestros destinos se seguían desenlazando. Quería otro, querías otro, queríamos la compañía. Nos dejamos abrazar por el humo del otro y lo sabíamos, en el fondo sabíamos que se acabaría. Tus dedos danzando en la colilla, mis labios besando el filtro. Allí estábamos, sangrando, llorando, riendo en compañía. Y paso, mi universo llego al colapso y me perdí. Sin saber dónde estoy ni a donde iba. Y paso, tu sueño se estrelló y te perdiste. Sin saber a dónde ir. Y el dolor ya no dolía, solo existía. El cigarro ya no se consumía, solo ardía. Y en una nube de humo te perdí. En una nube de humo me desvanecí. ¿Dónde estás?  ¿Dónde estamos?  Y quería otro. Encendí otro. Inhale. Ardiendo. El humo se disipó y tú ya no estabas allí.

atte. Apolo

8 years ago

Corazón cobarde

Esto no es más que una declaración de amor a media noche, bajo un manto estrellado que me recuerda cuán lejos estas de mí. Una respuesta a aquella duda que ha crecido con los años, aquella incógnita de si acabaremos amándonos u odiándonos. Resolver esta encrucijada en que me encuentro, intentando decidir si lo mejor es marcharme o tomarte en mis brazos y dejarte llorar. Absorber tu tristeza y todas tus preocupaciones, como aquella noche en que bailamos al compás del silencio, sin movernos. Nuestro romance no es más que un cruce de miradas, con una intensidad mayor que la de una noche de lujuria. Unas manos entrelazadas, transmitiéndose un amor que ambos aseguramos un existe, pero lo sentimos. Yo por ti y tú por mí. Con la certeza de que no sabemos qué es esto y la confusión de no saber si el sentimiento es mutuo, o nos estamos engañando el uno al otro. Promesas rotas por un temor implacable. Las heridas que mi ausencia ha ocasionado en la misma esencia de tu alma. Cuando irónicamente yo solo quiero protegerla de los demonios que habitan en mí, en la profundidad de mi propia existencia. Los besos que tanto me gusta posar en tu frente y la rosa que deje marchitar en tus dedos, eso es todo lo que te he dado. La cobardía, la maldita cobardía que no me ha permitido averiguar la textura de tus labios, ni el sabor de tu aliento. Tu que me desarmas de todos mis engaños y yo que te he visto sin tu impenetrable armadura. Mis torpes manos que han rasgado la delicadeza de tus emociones, tristemente lo único que querían era acariciarlas. Aquellos juegos de azar en que ambos hemos participado, apostando nuestros corazones como si no valieran nada.

Esto es todo lo que tenemos, todo lo que somos y sentimos… ¿Qué somos? Me preguntan. Somos la incertidumbre y la posibilidad. Esa oportunidad que nos dio la vida, pero no he sabido aprovechar. Cúlpame de todo si eso quieres, pues acepto que he sido un idiota dando vueltas a esta pregunta. Tantas vueltas que solo consiguen marearte y desesperarme. Envolviéndonos en una vorágine de interrogantes insolventes. Por esto he de arriesgarlo todo y no te pido nada. Solo que me dejes acercarme, averiguar si en verdad podemos vivir el caos más hermoso de este mundo. Déjame finalmente dar el paso. Aunque mis piernas tiemblen y tú ya no crees en mí. Déjamelo todo a mí, que yo daré este paso, para saber si la vida aún tiene un lugar para estos amantes que han sido tan cobardes.

Atte.: Apolo.

8 years ago

21

Cero, abrí los ojos. A los 5 no entendía porque mi madre lloraba tanto. Lloraba cuando estaba molesta, lloraba cuando estaba feliz, lloraba cuando sencillamente estaba. Odiaba verla llorar. A los 6 me sentía torpe. Me caía tan a menudo, me mandaban a callar aún más seguido. Torpe para caminar y para hablar. A los 8 no entendía porque tenía que tener tres padres. Al primero lo entendía, todos tenían uno… casi todos. Al segundo, al del cielo, lo entendía, o eso creo; era el que todos tenían. Al tercero, a ese no lo entendía. ¿Para qué? A los 11 ya no quería ser yo. Quería ser alguien más. Alguien que llorara menos. Me odiaba cuando lloraba. Necesitaba ser más fuerte. A los 12 decidí ser menos bueno. No era bueno para eso. Ni si quiera podía elegir como ser. ¿cómo pretendían que eligiera quien quería ser? Ni si quiera sabia quien quería ser. A los 13 quería enamorarme. A todos parecía gustarles. No funciono. No sabía buscar, porque no sabía que eso no se busca. Eso te encuentra. Ojalá no me hubiera encontrado después. A los 14 me odiaba. No solo al llorar. Odiaba verme caminar. Odiaba escucharme hablar. Odiaba verme sonreír. Odiaba sentir eso que mis papas odiarían si lo supieran. Por eso no sonreía, por eso no hablaba, por eso evitaba sentir. Lo peor era sentir, eso me hacia sonreír. A los 17 me encontró eso que ya no quería encontrar. Me dio un golpe rotundo en la cabeza y me saco del circulo que dibuje a los 14, pero fue bueno. Al principio fue lindo, fue algo hermoso seis meses, luego dolió. Dolió durante meses. dolió durante casi seis meses. A los 18 el cambio piso el pedal del acelerador. Mi vida cayo por una pendiente y no llevaba frenos. Mi autoestima murió. Curioso, parece ser que tenía autoestima. Poco a poco comencé a ver toda la realidad que tenía colapsar sobre sí. “Aguanta hasta los 23”, me dije. “Aguanta un poco más, No todo es tan malo”, Que iluso. A los 19 mis padres se enteraron. Como les dolió. Como me dolió que les doliera. Odiaba lastimarlos. No era mi intención y tampoco podía hacer algo al respecto. Intentar cambiarlo me hubiera dolido también. ¿Cuándo ambos extremos del arma duelen, por donde la tomas? A los 20 pensé que podía confiar en las personas. Pensé que ya estaba listo para sentir con todo y dejarme llevar. Vaya que lo sentí todo. Cuando mentiste, cuando no te importe, cuando me echaste la culpa, cuando te arranque de mí, cuando ellos se marcharon. “los amigos no existen”, me dijo mi madre. Ese día al fin supe porque llora tanto mi madre. Ese día fui yo el que lloré, ella odiaba verme llorar. Ya casi son 21. Sigo sin saber si estoy parado en el lugar correcto. Sigo sin saber hasta dónde confiar. Los amigos no existen, aunque tengo uno que otro. ¿Hasta dónde existen? ¿la existencia tiene un límite? Ya casi otro año y no estoy seguro de adónde voy… al menos te tengo conmigo. Aguántame hasta los 23, déjame ser un iluso.

Atte. Jasper

8 years ago

Cuerdas de guitarra

Los días pasan como la cuerda de una guitarra. Lineal, delgada, frágil. Pero no quieta, sino vibrante. Moviéndose con el ritmo de los dedos del creador, o del destino, o en mi caso del amor. Desde un bolero de enamorado, locura ciega y valentía. Hasta la más triste composición de blues, melancolía oscura y desesperanza. Los días pasan como la cuerda de una guitarra y a veces la cuerda sencillamente se rompe. Yo estoy hipnotizado bajo esta melodía, danzando. Incauto, inexperto, pero sin miedo. Con los ojos vendados y las manos atadas. A gatas sobre las brasas o arrastrándome en la nieve. Mas no me importa por cuantos oscuros acantilados deba desfilar. Cuantas bestias de tres cabezas halla al frente. No me importa. Yo seguiré danzando. Pues el gozo de tu presencia, todo lo vale. El éxtasis de tus besos, todo lo sanan. Por esa razón no me importa cuántas marcas pueden haber dejado en ti las contiendas sobre un tablero de ajedrez maldito. O las ilusiones de un nómada de tres letras. Así muera ahogado en la neblina de tu pasado. Así muera ardiendo en el fuego de tu rencor. Moriré feliz de haberte amado…

Atte. Apolo.

"�[��

2 months ago
Feel The Love Of The Balkans 🦶🏼🔥🦶🏼🔥🦶🏼🔥🦶🏼🔥🦶🏼🔥🦶🏼🔥
Feel The Love Of The Balkans 🦶🏼🔥🦶🏼🔥🦶🏼🔥🦶🏼🔥🦶🏼🔥🦶🏼🔥

Feel the love of the Balkans 🦶🏼🔥🦶🏼🔥🦶🏼🔥🦶🏼🔥🦶🏼🔥🦶🏼🔥

IG:@antonjokrizicc & @ante_vrankic

camaleondeplastilina - Superposición emocional
Superposición emocional

Pensamientos nocturnos y cosas por el estilo. Javier/Bipolar/SaberQueSexual pero sexual/Causipoeta

116 posts

Explore Tumblr Blog
Search Through Tumblr Tags